Con la declaración de BIC por la Junta del acueducto de la Fuente del Rey escapa del anonimato una hermosa obra de tiempos de Felipe V entre Alhaurín de la Torre y Málaga.
Los caminos de la administración son inescrutables y a veces se asemejan a las complicadas estructuras tubulares que surcan los cielos de Castroforte del Baralla, el pueblo imaginario de La saga/fuga de J.B., la novela de Torrente Ballester que quizás inspiró la red de toboganes de los parques acuáticos.
Por eso, la misma Junta de Andalucía que, hasta la fecha, se pone bastante de perfil frente al proyecto del rascacielos del Puerto, la mayor agresión al paisaje de Málaga de los últimos 40 años, es la que ahora declara Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Sitio Histórico el olvidado pero notabilísimo acueducto de la Fuente del Rey, un tesoro patrimonial del Siglo de las Luces, de tiempos del primer monarca Borbón, Felipe V, compartido por los términos municipales de Alhaurín de la Torre y Málaga.
Esta disparidad de criterio hace pensar en un comportamiento autonómico aleatorio y, por tanto, da esperanzas a quienes aguardamos a que, en la próxima tirada de los dados, salga de una vez poner freno al hotel casino, hijo pródigo del litoral de Benidorm.
De cualquier forma, hace justo un año este diario ya adelantó la noticia de que la Junta se había puesto manos a la obra para rescatar del olvido, inscribiéndolo como BIC, el acueducto de la Fuente del Rey, ingeniería del XVIII que ha tenido una trayectoria parecida a la de nuestra Catedral, pues tampoco se concluyó y, en este caso, los albañiles e ingenieros se tomaron un descanso en el siglo XIX y nunca más regresaron.
Y como formaba parte del proyecto, el parón indefinido provocó que tampoco se finalizara el que iba a ser el primer puente sobre el Guadalhorce y que los malagueños tuvieran que esperar hasta 1869 para contar con el puente de la azucarera.
Se trató, en suma, de un meticuloso plan para dotar a Málaga de agua casi 60 años antes de las obras del acueducto de San Telmo, mediante la conducción del manantial de la Fuente del Rey, en Churriana, que se conocía desde tiempos de los romanos.
Aunque la obra hidráulica quedó inconclusa, sí que dio para regar con una acequia los campos de Churriana y para que dos molinos de este antiguo pueblo, los llamados Alto y Bajo, utilizaran el caudal.
La declaración de BIC debe ser también motivo de esperanza para la asociación de vecinos Viñas de la Sierra, que lleva varios años reivindicando que el arca principal de la obra, realizada en 1728, salga del marasmo de vallas y matas en el que se encuentra, junto al Camino del Pilar.
El objetivo es que se convierta algún día en un parque abierto, para que los vecinos puedan admirar y disfrutar de este bien patrimonial que aunque es patrimonio municipal, se encuentra en una parcela privada. Para este fin, ya le tocará tirar los dados a nuestro Ayuntamiento.