Subsiste, literalmente con altibajos, un campo hundido de fútbol sobre un murallón de refuerzo de la calle Eresma, digno de una película expresionista alemana.
Una canción que muchas antiguas alumnas de Málaga quizás recuerden todavía permitía repasar los principales ríos de España con una precisión asombrosa, en unos tiempos en los que se trabajaba la memoria y la wikipedia no completaba todas nuestras lagunas.
Otra manera de recordar los ríos que recorren nuestro país es callejear por La Palma-Palmilla, donde se concentra buena parte del callejero fluvial de nuestra ciudad.
La calle Eresma, por ejemplo, recuerda al río afluente del Duero que corre por tierras castellanas, un río muy querido por Antonio Machado, recuerdo de sus años segovianos.
Sin embargo, toda la magia poética de don Antonio se va a hacer puñetas, o en este caso, a hacer gárgaras, si recorremos la calle Eresma de La Palma. El problema estriba en que junto a esta vía vegeta un escenario apocalíptico, del que ya dio cuenta esta sección un par de veces en la última década. El autor de estas líneas volvió a adentrarse por este mundo afín a El planeta de los simios, aunque no lo hizo a caballo como Charlton Heston en la escena final, sino a pie, junto al dirigente vecinal Francisco Vigo la pasada semana.
Se trata de la parte superior de un muro de refuerzo del monte trasero de La Palma, que es tan ancho que en su día, y un servidor ignora cuándo, el Ayuntamiento instaló un campo de fútbol. Pero antes de llegar a tan colosal equipamiento, el paseante deberá sortear la mayor colección de cacas del hemisferio occidental, suponemos que perrunas, depositadas seguramente durante meses por un personal poco amigo de las bolsitas de plástico y de dignarse agacharse para recorrer lo que su mascota deja caer.
Se trata de una cuesta completamente olvidada, en la que solo conviven coches aparcados y las mierdas de perro, que en dos tramos asciende hasta la pista,
Con tan dudosa carta de presentación, lo que espera al curioso cuando corona el murallón es un rincón malaguita que fascinaría al personal del Instituto Geográfico Nacional, los encargados de recoger los meneos sísmicos de la corteza terrestre, porque el terreno donde se asienta la pista deportiva ha cedido en varios puntos y es como andar por una película expresionista alemana.
La maleza se ha hecho dueña y señora de este terreno quebrado, un continuo altibajo, rodeado por una barandilla oxidada que lo convierte en la gran terraza panorámica de La Palma, pues además de ofrecer vistas únicas del barrio, entre dos de las grandes torres de viviendas asoma la Catedral y al fondo, el mar.
Olvidado, partido y en buena parte, cagado, las posibilidades de que este equipamiento reflote, como han reclamado los vecinos más de una vez, son las mismas que Gabriel Rufián y Donald Trump tienen de salir victoriosos en Saber y Ganar. Un espectáculo sísmico.
Yo he crecido en ese campo de fútbol se caía el balón para abajo y nos pegavamos un rato esperando analguien que negara asta arriba con el balón jajajajaja qué recuerdos hasta las redes de las porterías las comimos del anexo de la rosaleda nosotros lo teníamos super cuidado