Terrorífica bienvenida al Castillo de Gibralfaro

29 Mar

Los turistas y visitantes que suben en autobús hacia el famoso monumento tienen que toparse por fuerza con un cuadro alegórico de Málaga de aires picassianos, realizado en planchas de hierro, hoy oxidadas.

Los turistas que suben en autobús al Castillo de Gibralfaro, y los malagueños que, sin miedo a las alturas ni a las cuestas, ascienden por el Camino Nuevo o la calle Ferrándiz para coronar el monte a pie o en coche, se habrán percatado de un gran cartel que es una suerte de picassiana semblanza de Málaga, nada más enfilar la subida al cerro, el paseo de Calvo Sotelo.

El tiempo, implacable salvo para el presentador Jordi Hurtado, ha hecho de las suyas y hoy el original cuadro luce como el famoso retrato de Dorian Gray (no confundir con el sombrío y sandio señor Grey). La obra artística es un desecho descolorido y oxidado que más que cantar las glorias de nuestra ciudad, le da el más sentido pésame.

El pasado Miércoles Santo se hacía eco La Opinión de la preocupación de los vecinos de la calle Ventaja Alta, a dos pasos del Camino Nuevo, por un dichoso pino que además de acoger todos los años nidos de procesionarias, temen que el día menos pensado haga huelga de brazos caídos y se desplome.

La secretaria de la asociación de vecinos de la zona, Guadalupe Rodríguez, hermana del recordado pediatra Carlos Rodríguez Barrionuevo, a quien la ciudad le dedicó un parque cerca del Clínico, es una de las personas que más sabe de este cuadro desgraciadamente venido a menos.

Como explica para esta sección, se trató de una obra del pintor Gabriel Padilla, vecino de este barrio al pie de Gibralfaro. Después de que el artista realizara el boceto, fue la propia Guadalupe quien pidió la subvención municipal para hacerla posible. La Catedral, Atarazanas, la Farola, el obelisco de la plaza de la Merced, Salomón Ben Gabirol, un espetero y hasta una señorita de Avignon son algunos de los elementos que pueden verse en el cuadro.

Fue instalado en el sitio elegido por los vecinos por los servicios operativos durante la última legislatura de Pedro Aparicio (1991-95) y a la inauguración asistió la entonces concejala del distrito, Amparo Bilbao. Un grupo de niños, por cierto, hizo un resumen de los elementos del cuadro a la edil socialista y luego se celebró una pequeña merienda.
Los fastos pasaron, la obra sirvió de bienvenida al Castillo de Gibralfaro pero entre la lluvia, la brisa marina y el despiste municipal, se ha ido deteriorando hasta su decrépito estado actual.

Si a eso sumamos una enorme pintada junto a la oxidada composición, habrá que concluir que los turistas y visitantes ya no reciben bienvenida pictórica alguna a Gibralfaro sino una seria advertencia del Castillo de Irás y no Volverás.

Si la obra nace gracias a una subvención municipal y fue inaugurada por una representante del Ayuntamiento, no estaría mal que el Consistorio se planteara algún día restaurar el cuadro y si no, que corra sobre él un tupido velo, hasta más ver.

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