En la barriada de Torres de la Serna un busto escultórico presenta el mismo índice de erosión que la Gran Esfinge de Gizeh.
En el mundo abundan los egiptólogos. En bastantes ocasiones ha sido un propósito mantenido desde la infancia, cuando ya soñaban con convertirse en expertos del Antiguo Egipto. Muchos de ellos, para seguir los pasos de Howard Carter, el descubridor de la tumba de Tutankamón, que aunque no fue uno de los más notables faraones, sí que nos ha llegado su ajuar funerario más o menos enterito, que es lo que cuenta.
Howard Carter, el libro Dioses, tumbas y sabios, Lola Flores…las huellas de los faraones (y las faraonas) han marcado muchas vidas. Claro que no todos esos niños han logrado su sueño y hoy lo mismo regentan una tienda de recuerdos para turistas en Málaga, conducen un taxi, actúan en teatros o son account managers (los cajeros de toda la vida).
Por suerte, Málaga también es una ciudad de los prodigios, como puede serlo Barcelona, de ahí que haya puesto remedio a los egiptólogos frustrados, no solo con la urbanización Las Pirámides, en la que encontramos inscripciones egipcias para emular a Champollion, sino, sobre todo, con una ignota escultura que reta al paso del tiempo.
Nos estamos refiriendo al busto de un hombre ignoto, posiblemente una dignidad sacerdotal de la IV Dinastía, año arriba, año abajo, que presenta un grado de erosión similar al de la Gran Esfinge de Gizeh y de hecho, ningún vecino de los alrededores lo recuerda con nariz.
La primitiva ejecución y la acción de los vientos han hecho posible que contemos con una pieza que parece perfecta para el Museo Arqueológico de Málaga, sección Antiguo Egipto Malaguita, lo que supondría una novedad mundial al extender hasta este lado del estrecho los límites imperiales egipcios.
Se encuentra en la plaza de Manuel Martín Molina, antes plaza de Sauceda, en un lateral de Tabacalera, junto a las viviendas del barrio Torres de la Serna, construidas en los años 40 del siglo pasado para alojar a los trabajadores de la fábrica.
Claro que siempre hay aguafiestas que señalan que la estatua, sin ninguna indicación al pie que la identifique y que llegó a quedar descabezada en 2004 hasta que fue repuesta por nuestro Ayuntamiento, representa en realidad a Carlos Rein, ministro malagueño de Agricultura, que además fue responsable del Cultivo Nacional de Tabaco.
Si les apasiona la egiptología hagan oídos sordos a esta información y disfruten de un auténtico regalo de Horus y compañía. Si no es contemporánea de la Gran Esfinge, ya la alcanzará…siempre que los vientos malaguitas no la reduzcan a un gurruño de arenisca. Fascinante competición.
Ecos del pasado
El túnel de la Alcazaba vuelve a lucir decoración neandertaliense, con pintadas bastante toscas y a veces, también barrocas.