El Ayuntamiento, como ya hizo con la plaza de Camas, tendrá que volver a arreglar la plaza de la Merced, pero sigue sin tocar tres plazas defectuosas del Centro.
Por suerte, el obelisco en memoria de Torrijos no se levantó en la zona de la playa de San Andrés, luego del Bulto, donde fusilaron al general madrileño y a sus hombres. La falta de consistencia del terreno desaconsejó levantarlo en esos andurriales, y la ciudad se libró de contar en nuestros días con un remedo a pequeña escala de la Torre de Pisa.
Como muchos saben, sí que se mantiene, desplazada unos centímetros, una de las piezas que rematan el monumento. Así se quedó a causa del terremoto que en 1884 sacudió la infancia de Pablo Ruiz Picasso y en la última remodelación de este espacio, en 2011, se decidió dejarlo tal cual, porque no afectaba a la estabilidad del obelisco.
El autor de estas líneas recuerda con una mezcla encontrada de sentimientos (desde sorpresa a melancolía pero también un asomo de sorna) el último informe de rehabilitación de la plaza de la Merced, que en pos de un lenguaje cursi y alambicado, muy en boga entre bastantes malaguitas de departamentos técnicos, informaba al personal que con el proyecto se iban a «generar» «lugares de sombra y de estancia».
Lo de «generar», pase, es un verbo de lo más estirado que va en el ADN de casi todos los técnicos y políticos de nuestros días, pero qué quieren que les diga, un informe que evita por todos los medios contar de forma clara al malagueño de a pie que se van a plantar árboles y se van a colocar bancos y en su lugar emplea estas pamplinas, no es de fiar.
El firmante no es ningún augur, y las mayores quejas por el pésimo estado de revista del entorno se han referido al lateral vecino del cascajo del cine Astoria, más que al resto. En concreto, a la fallida instalación de placas con los nombres de vecinos ilustres de la plaza de la Merced que, pocos años después de su instalación están rotas y desaparecidas en su mayoría.
La sorpresa es que, admitida la colección de estropicios, el Ayuntamiento de Málaga se haya propuesto enmendar el error y volver a levantar el pavimento que rodea la plaza como si fuera la tubería del gas. Ya le tocó enmendar desaguisados en la plaza de Camas.
Por un lado hay que felicitar al Consistorio por reconocer cuándo las cosas se hacen mal y ponerles remedio, por otro, preguntarse cómo actuaciones tan importantes no son supervisadas con más ahínco, sobre todo para ahorrarnos una cascada de euros de nuestros bolsillos.
Queda un misterio por resolver y es por qué no se ha hecho lo mismo con la lamentable peatonalización de las plazas del Siglo, el Carbón y Spínola. Se trata de una obra mal hecha –algo reconocido en este periódico por nuestro alcalde– que sigue provocando caídas y traspiés a causa de la pésima colocación de los adoquines redondos.
La plaza de la Merced, sí, tres plazas mal hechas, no…y eso que generan lugares para un saleazo.