En el primer tramo de la calle Victoria, la más próxima al cine Astoria, se aprecia en la calzada una zona agrietada y semi hundida. Podría repertirse el socavón de 2014 en la misma vía.
La estupenda novela El nombre de la Rosa, de Umberto Eco, abrió la puerta a una catarata de subproductos en la que los templarios, los rosacruces y las sectas satánicas hicieron el agosto.
Uno de los negocios más lucrativos ha sido la basta (con be) imaginación del escritor Dan Brown, que añadió al condimento su poquito de Nuevo Testamento para escalar la lista de ventas con un truño místico de digestión complicada.
De mejor factura aunque, seguramente, con menos recorrido pecuniario, fue una novela histórica llamada El fuego de San Telmo, publicada en Málaga hace algo menos de 20 años, que tenía como punto fuerte la recreación de la red de alcantarillas de tiempos árabes, por el Centro Histórico.
Esa red es real, el firmante tuvo la suerte de recorrerla, vestido a modo de preservativo gigante por la falta de higiene en esas zonas de la ciudad. La aventura partió de la gran puerta subterránea que hay en la calle Victoria, a la altura del solar del cine Andalucía.
El motivo de esta crónica es que, quién sabe, si el Ayuntamiento no lo remedia con celeridad, no tendremos un asomo de esa red prodigiosa, que llega a su máxima belleza bajo la plaza de la Constitución, con una preciosa, rudimentaria y duradera arquitectura de ladrillo .
Y todo porque, como algunos recordarán, en febrero de 2014 se produjo un socavón en la calle de la Victoria que obligó a cortar el tráfico durante una semana hasta que el Ayuntamiento la pudo arreglar.
Pues bien, todo apunta a que podría producirse un fenómeno parecido de socavón en la calzada. El firmante utiliza el condicional, pero como más vale prevenir que curar, haría bien nuestro Consistorio en pasarse una vez más por la calle de la Victoria, pero esta vez por la parte más baja, la pegada a la plaza de María Guerrero, en la esquina del antiguo cine Astoria.
En ese punto pueden apreciarse unas grietas como una porción de pizza a punto de desgajarse y además, un apreciable hundimiento de la calzada, por lo que el proceso de decadencia podría continuar.
Los periodistas terminamos sabiendo poco de muchas cosas, y no somos especialistas en nada. En este caso, un servidor tiene que agradecer a un técnico de la Gerencia de Urbanismo, ya jubilado, muy ducho en este tipo de problemas, porque es quien ha dado la voz de alarma. A su juicio, todo apunta a que se pueda repetir el socavón de 2014 si no se toman medidas.
Avisados están los responsables pertinentes para no toparnos, sin desearlo, con una trama de novela histórica de previsible final.
Deporte invernal
La calle San Juan, levantada por obras, es hoy una prueba de eslálom para peatones, sin necesidad de esquí.