El exparlamentario andaluz Enrique Benítez rescata la figura del médico Thomas More que ensalzó las excelencias climáticas de Málaga en las décadas de 1860 y 1870.
Como a otros políticos que durante la Transición o en otras épocas les daba por salir a la calle a hacer sus menesteres políticos con un libro bajo el brazo, el concejal de Cultura Curro Flores se ganó el apodo de el Sobaco Ilustrado.
En nuestros días, se pueden contar con los dedos de la mano los sobacos ilustrados de la política andaluza, porque además, tristemente, hace poco perdimos uno de los dedos con el fallecimiento del recordado Antonio Garrido Moraga.
El trepidante ritmo de vida empuja a los políticos de nuestros días, como a parte de la sociedad, a aparcar los libros y centrarse en el día a día de la pantalla del móvil que, todo sea dicho, no ilustra lo mismo.
Queda, eso sí, alguna rara avis al que las obligaciones del cargo no le impiden seguir viviendo con libros y si es posible, de papel.
Es el caso de un exparlamentario andaluz, hoy en la Cámara de Cuentas de Andalucía, en este caso no del PP, como Antonio Garrido, sino del PSOE. Se trata del malagueño Enrique Benítez, que lee, reseña y publica trabajos como el del último número de la revista de Ingeniería y Humanidades Péndulo, la publicación anual del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Málaga.
Enrique comparte espacio, por cierto, con la exitosa investigadora malagueña Elvira Roca Barea, la autora de Imperiofobia y leyenda negra, que dedica un artículo a la construcción de la Historia de Europa y el peso de la leyenda negra española (más falsa que una tesis doctoral de Donald Trump).
El exparlamentario andaluz, por su parte, se centra en recuperar una figura no ya olvidada, sino brumosa e ignota en la Historia del Turismo en Andalucía.
Se trata del médico de origen irlandés Thomas More Madden, que en las décadas de 1860 y 1870 dedicó un artículo y un par de libros a defender, de forma encendida, las bondades climáticas de Málaga para el tratamiento de enfermedades respiratorias.
El doctor residió en varias ocasiones en nuestra ciudad y como lo cortés no quita lo valiente, también le dio un repaso por las deplorables condiciones higiénicas (y la falta de librerías, frente a no menos de 150 despachos de vinos…).
Pero, concluye el médico en el primero de sus libros, «Málaga será encontrada superior a cualquier destino de salud en Europa y solo inferior a Australia Occidental y el Alto Egipto».
More aprovecha en un siguiente artículo para dar una puya a un boyante destino turístico, la Costa Azul, y en concreto, a la ciudad francesa de Menton. A su juicio, el que grandes personajes pasaran temporadas en la Riviera francesa no implicaba que fuera el mejor destino para el turismo de salud.
Antes de la creación de la Sociedad Propagandística del Clima de Málaga, este médico irlandés, al que ha ido al rescate un sobaco ilustrado, ya nos puso en el mapa de las excelentes temperaturas. Con permiso de febrero.