El Ayuntamiento ajardina una nueva conexión peatonal entre la Carretera de Cádiz y Huelin: un solar abandonado con una caseta de obra en uso.
Ayer hablábamos de la persistencia de una gamberrada en las fachadas protegidas del Palacio del Obispo y el Palacio de Salinas, por obra y gracia de Invader, un artista anónimo francés sin miramientos con obras artísticas que no sean las suyas.
Con la esperanza de que el vandalismo revierta a la mayor brevedad, hoy hablamos de todo lo contrario, de una situación de apaciguamiento de una zona que era pasto de los incívicos. Porque, igual que las moscas tienen querencia natural por la miel, los investigadores tienen un extenso campo sin hollar en la atracción animal de algunos malaguitas por los solares. Ya saben, ese impulso que algunos sienten por llenarlos de inmediato de basura.
Pese a sus reducidas dimensiones, unos 60 metros cuadrados, se repetía el mismo comportamiento irracional en la parcelita que comunica la calle Héroe de Sostoa, a un tiro de piedra de Juan XXIII, con la calle Villarroel, la de las casas mata de Huelin.
Se trata de una parcela propiedad del Ministerio de Fomento, porque antiguamente estaba ocupada por una caseta de peón caminero, demolida, posiblemente, a finales del siglo XX (a comienzos de este, desde luego, ya no estaba).
Lo más llamativo del solar, aparte de la suciedad perenne que, felizmente, ya es cosa del pasado, sigue siendo la presencia de una caseta de obra en la que vive de forma temporal un vecino de las casas mata.
Como esta semana explicaba a esta sección el concejal de la Carretera de Cádiz, Raúl Jiménez, buena parte del primitivo barrio de Huelin, el de las antiguas casas para los obreros, pertenecía a un propietario que se las vendió a los inquilinos. Y como, por dificultades económicas, una familia no pudo hacerse con ella, los vecinos la compraron para que pudiera seguir viviendo.
Pasó el tiempo, se murieron los padres, la casa se cayó y quedó el hijo, que de forma temporal vive en esta caseta de obra, en su barrio, a la espera de una vivienda social, señala el concejal.
Pero de unos meses a esta parte, como ya hemos adelantado, el basurero que rodeaba la parcela, pese a que estaba vallada, ya es historia. Con el paso de la antigua Nacional 340 a titularidad municipal, el Ayuntamiento consiguió que Fomento le cediera también este terrenito, en el que poco podía hacer el Ministerio, como no fuera tomar el sol el titular del ramo (y encima, de pie).
En su lugar, el Consistorio ha plantado un jardincito que comunica muy bien, de forma directa, la Carretera de Cádiz con Huelin, a la espera de que, cuando este vecino cuente por fin con una vivienda social, la marcha de la caseta de obra permita construir una rampa que mejore todavía más la accesibilidad.
Así que, si en 2018 todavía seguimos disfrutando de las pillerías del artista misterioso, como contraste, en la Carretera de Cádiz el Ayuntamiento ha dignificado y recuperado una zona deprimente. Felicidades y que siga la racha. La estulticia debe retroceder.