Mientras nuestros políticos se empeñan en reducir la gran zona verde de Repsol planteada en 1983, como consuelo los Jardines de Picasso reciben un premio por sus valores históricos y botánicos.
Un irónico dicho asegura que las tres preguntas existenciales que se formulan los vascos son: ¿Quiénes somos?, ¿de dónde venimos? y ¿dónde cenamos esta noche?
Algunos políticos malaguitas, últimamente, se formulan preguntas incluso más prosaicas del tipo: ¿cómo puedo achicar un parque?, en referencia a las triquiñuelas urbanísticas de los últimos lustros para que en los terrenos de Repsol el interés general quede en un discreto segundo plano.
En este sentido, el parque resultante, grande, pero no tan grande como se merecen los dos masificados distritos de la parcela, debería incluir un monumento a la chequera, pues el vil metal ha logrado frenar el avance de los árboles.
En cualquier caso, la ejemplar gestión de Bosque Urbano Málaga, la multitudinaria plataforma ciudadana ninguneada con gran esmero por el equipo de gobierno, ha conseguido que, al menos, nuestros gestores se hayan visto obligados a aumentar los metros cuadrados de zonas verdes en los terrenos sin ladrillear.
Por eso, en estos tiempos rastreros (adjetivo emparentado con rastro) en los que todo gran proyecto debe dar beneficios económicos directos, resulta un soplo de aire fresco el premio conseguido por los Jardines de Picasso por su valía histórica y botánica, que le acaba de conceder el veterano Club de Jardinería de la Costa del Sol, que desde hace más de medio siglo otorga estos galardones.
Situados en medio de una red de raudas carreteras, con parte de sus terrenos aislados por estas vías, el núcleo central ha sobrevivido con hermosura y dignidad al paso del tiempo, pese a varias generaciones de vándalos que se han dedicado a inmortalizar sus nombres de analfabetos cívicos en los troncos de los esplendorosos ficus centenarios y hasta en la escultura de Berrocal en homenaje a Picasso.
En este último monumento, uno de los más espectaculares y ensoñadores, no sólo de Málaga, sino de España, los hotentotes (y disculpen los auténticos hotentotes) llegaron a inmortalizar sus nombres y otras memeces con una suerte de típex de las antiguas máquinas de escribir, o algo parecido.
Pero toda las barrabasadas de nuestros homúnculos se disuelven en la memoria ante el espectáculo de los jardines de la antigua fábrica textil de los Larios, La Aurora, rebautizados Jardines de Picasso en el centenario del nacimiento del pintor, en 1981.
Ficus esplendorosos, araucarias altivas, palmeras, jacarandas, esculturas… Este premio debería hacer plantear al Ayuntamiento la edición de alguna guía de los Jardines de Málaga para turistas y visitantes, pues hace más de cuarenta años del trabajo de José Antonio del Cañizo,y ha pasado el tiempo desde que el libro sobre los árboles de Málaga vio la luz.
El premio a los Jardines de Picasso nos consuela frente a futuras zonas verdes en retroceso, por eso no deja de ser un premio botánico de consolación.
Y el parque de la zona este por donde anda, a ver si el señor periodista hace un articulo de que fue de la linea3 del metro para la zona este, el parque, el hospital, las pistas de deportes, la piscina cubierta, todo esto iba a la zona este pero entro la zona oeste – que por cierto tienen una tirria a la este no sabemos porque- y se llevo todos los proyectos alegando que alli votaban mas, pero es falso si uno mira los porcentajes de voto, resulta que la zona oeste es la de mayor abstencion de la ciudad, dato curioso, lo que no sabemos los de la zona este porque se le dan todos los proyectos a esas organizaciones vecinales mientras la zona este duerme el sueño de los justos, a ver si hay valor de hacer un reportaje sobre estos temas de la zona este.
PLATAFORMA EL PALO POR SU METRO SOTERRADO.