El parque periurbano de la Virreina acoge desde hace unos siete años grandes piezas sobrantes de las vecinas obras de la hiperronda, espurreadas por la zona verde frente al pasotismo de Ayuntamiento y Fomento.
La pasada semana el autor de estas líneas visitaba el parque periurbano de La Virreina con Daniel Montesinos, presidente de la asociación de vecinos de La Concepción. El motivo, resaltar la falta de mantenimiento de esta zona verde, enmarcada en la fantasmal categoría de parque periurbano, que a grandes rasgos, en lenguaje coloquial viene a decir eso de que él se las componga solo.
Para asegurarnos de que, efectivamente, no todo el monte era orégano, el responsable de esta sección dio ayer una segunda batida por las zonas más alejadas del caserón de La Virreina.
La conclusión es desoladora: a nuestro Ayuntamiento el parque parece tocarle un pie, aunque uno no puede dilucidar si el izquierdo o el derecho. Quizás se deba a lo poco aireados que a veces están nuestros concejales, que en ocasiones se limitan a asomar el pie por rincones de Málaga en visitas fugaces, claramente incompletas.
Por este motivo, servidor se ofrece a para conducir a los servidores públicos que así lo deseen por la ruta verde de los desperdicios industriales, que así debería llamarse uno de los principales caminos del parque, el que desde la entrada principal, torciendo a la derecha, conduce en línea recta hasta la hiperronda.
Monte arriba, los amantes de la basura encontrarán un paraíso, centralizado en una especie de túmulo de la Antigua Grecia, que luego resulta ser el llamado mirador del Terral. A sus pies, además de vistas incomparables de la ciudad, localizarán todo tipo de botellas y envases, hasta el puntode que Mirador del Gaznate (o del Bebercio) sería un nombre más apropiado para este reducto botellonero.
Pero, sin duda, lo más escandaloso es lo que al paseante le espera unos metros para arriba, en un inolvidable paseo hasta la hiperronda. Hace siete años, recién inaugurada esta necesaria autovía, el autor de estas líneas se pasó por los mismos andurriales, acompañado por vecinos cabreados por el idigno espurreo de materiales de construcción que se habían dejado olvidados los responsables de las obras de la hiperronda.
Eso fue en 2010… como pueden suponer, los materiales de construcción continuaban ayer en el mismo sitio, sólo que algunos de ellos, deteriorados por el paso de las estaciones. No todos, porque en la estupenda colección que ha dejado tras de sí el Ministerio de Fomento hay un enorme cilindro de hormigón, dentro del cual pueden pernoctar un par de personas, y otros de menor tamaño, distribuidos estratégicamente para contribuir al deterioro del entorno.
A esto hay que sumar grandes topes de plástico con rellenos de cemento y numerosas piezas deshechas de madera y de hierro imposibles de identificar.
La Naturaleza, eso sí, es clemente y los matojos ocultan el descontrol de la administración central y el desinterés de la municipal. Si algún concejal se atreve a hollar por vez primera la zona, se llevará una sorpresa.