Cientos de chalés malaguitas homenajean el arte de la Grecia y Roma clásicas en forma de esculturas de piedra artificial.
Es un error común asociar la construcción del Coliseo de Roma con Nerón, pues cuando se empezó a construir, el emperador Nerón ya estaba criando malvas.
Su nombre, sin embargo, sí guarda relación con él, porque recuerda la vecina estatua gigante del Coloso que adornaba su Domus Aurea, el ampuloso chalecito que se levantó en la zona (capaz de dejar en ridículo la torre de Donald Trump) y que los romanos borraron del mapa para no recordar a tan aciago propietario.
El Coloso dio nombre al Coliseo pero además bien podría ser el símbolo de una industria que ha poblado cientos de chalés de Málaga y provincia, ya sean de autoconstrucción o no.
Resulta llamativo que, mientras el arte busca nuevos caminos y se inauguran como churros museos y espacios expositivos para las expresiones artísticas más modernas, en una miríada de chalés de Málaga, los propietarios apuestan por el arte tradicional, tan tradicional, que bebe directamente de las fuentes más clásicas, las milenarias Grecia y Roma y la mayoría de las veces, las copia sin complejos.
Esto explica que durante tantos años haya florecido en nuestra Costa la industria de la piedra artificial, que también vuelve locos a muchos extranjeros. Y así, en algunas piscinas de chalés costasoleños, uno tiene la impresión de estar en la Villa del emperador Adriano, por la profusión de estatuas clásicas, en forma de ninfas, faunos, cónsules, musas, filósofos, diosas y cupidos.
En los frontales de las casas también suele haber guiños a las legiones romanas en forma de águilas, que contrastan con la presencia de gnomos y enanos , algunos de ellos sacados directamente de la película Blancanieves y los siete enanitos, con especial preeminencia de Mudito, el favorito del público.
La querencia de Málaga por este arte, a varios años luz de Picasso pero casi pegado al cogote de Mirón, Praxíteles, Fidias y todo el elenco de grandes escultores clásicos, puede verse también en una calle de nuestra ciudad. En concreto, en un bonito jardín de la barriada de El Cónsul, que para eso es un barrio con un callejero cuajado de grandes personajes de la Grecia Antigua.
El jardincito en cuestión se encuentra en la esquina de las calles Esquilo con Solón, a dos pasos del centro deportivo privado del barrio.
La glorieta central de esta zona verde está presidida por un discóbolo más clásico que las galletas María, incluso con un pedestal listo para acoger algún tipo de inscripción en griego o latín.La obra, un servidor ignora si de piedra artificial, parece de las hechas en serie y muestra a un atleta como vino al mundo pero más crecido, a punto de lanzar el disco donde Franco perdió el mechero (probablemente, los alrededores de Melilla). La escultura más clásica, una presencia firme en nuestra provincia.