Una conjunción de incompetentes ha propiciado que el edificio de Correos, propiedad de la Junta desde hace siete años, exhiba un preocupante estercolero que el viento reparte de forma equitativa por los alrededores.
Por el pedagogo Laurence J. Peter, el autor de El principio de Peter, sabemos que, en toda jerarquía, todo empleado asciende hasta alcanzar su nivel de incompetencia, aunque Ortega y Gasset -pese a que Manuel Azaña decía de él que no tenía ideas sino ocurrencias- parece que formuló algo similar algunas décadas antes, aunque toda la gloria fue para el pedagogo canadiense.
Cuando un observador imparcial pasea por los alrededores del cádaver del antiguo edificio de Correos, en la avenida de Andalucía, es muy fácil que concluya que una pléyade de personajes en puestos clave, mayormente cargos electos o en puestos rotatorios, de los que designan los partidos, ha llegado al cúlmen de su carrera política, con lo que ha alcanzado el máximo nivel de incompetencia.
En manos de de la Junta de Andalucía lleva siete años este desdichado inmueble, como pago de la deuda histórica por parte del Gobierno central. El relevo administrativo no ha podido ser más desasosegante. El principal interés de la administración autonómica es venderlo y deshacerse de él y lo triste es que las ganas por mantenerlo en un estado mínimamente digno, mientras se cierra la operación, es tan grande como el interés de Donald Trump por abrazar la prudencia.
Puede pasar, hasta cierto punto, que el edificio atesore la mayor colección de pintadas ególatras de Andalucía. Se trata de pintadas del tamaño del ego de cada autor, distribuidas por el exterior de todo el inmueble, que se limitan, en la mayoría de los casos, a dejar el nombre de guerra o marca de fábrica del grafitero, sin hueco alguno para el ingenio.
Lo que no es de recibo es que, en cuanto sopla un poco de viento, de un minúsculo jardincito (valga la redundancia) salga en tromba un ejército de botellas y bolsas de plástico, que terminan espurreadas por la avenida de Andalucía y la calle que baja, dedicada al Cristo de la Expiración.
El jardincito de Correos, con una pequeña pendiente y yucas desangeladas, tiene acumulados varios kilos de basura que se reparten por los alrededores con cada ventolera.
A punto de que comience la Feria de Agosto y recibamos a miles de visitantes, el olvidado reducto autonómico es, además de una zorrera, la constatación, hecha edificio del veterano principio de Peter.
la situación
Con mucha elegancia, la parroquia de Santiago informa en una nota de que la iglesia permanecerá cerrada los días 14, 16, 17, 18 y 19 de agosto.
El motivo, destaca la nota, es que «la reciente restauración y la situación de la parroquia en calle Granada lo aconsejan». O lo que es lo mismo, la concentración de cientos de personas en esta zona durante la Feria del Centro.