El pintor y profesor malagueño Francisco González Romero expone a los 94 años una retrospectiva de su amplísima obra artística en el Mupam. El artista continúa creando con la ilusión de sus primeros años.
Hace ahora dos años que el firmante siguió los enérgicos pasos de Francisco González Romero, escalera arriba de su estudio en una segunda planta de la calle Convalecientes. Por entonces el malagueño, doctor en Pintura por la Facultad de Bellas Artes de Madrid, tenía 92 años y una ilusión por seguir adelante en su evolución artística, solo comparable a la que con esa edad exhibía su paisano Pablo Ruiz Picasso. La ilusión y la energía continúan.
El pasado 29 de julio cumplió 94 años y el regalo más especial que ha recibido ha tenido que esperar unos pocos días, porque el pasado martes se inauguró en el Museo del Patrimonio de Málaga una exposición que resume 80 años de vida artística de este capuchinero, huérfano de padre a muy temprana edad, que a los 13 años tuvo que dejar el colegio para entrar en un taller de reparación de buques y así ayudar a la familia.
A pesar de las dificultades económicas, Francisco logró estudiar en la Escuela de Artes y Oficios de Málaga y, tras ganar unas oposiciones ministeriales y marchar a Madrid, estudió en la prestigiosa Escuela de Bellas Artes de San Fernando. En la capital de España ganó, con 33 años, el concurso de pintura mural de Patrimonio Nacional, que le abrió las puertas durante años a varios palacios, donde dejó su impronta artística, como la Zarzuela o la Moncloa.
Además de artista, se dedicó a la enseñanza de su vocación en Madrid y Almería y desde 1990 reside en su ciudad natal. Los más de 40 años alejado de Málaga parecieron no haber pasado porque en seguida formó parte de la asociación que peleaba porque la ciudad contara con un centro de arte contemporáneo y una Facultad de Bellas Artes, dos metas finalmente alcanzadas. Por el camino, coordinó un proyecto de Facultad de Arte y Diseño que fue premiado por el Consejo Social de la Universidad de Málaga.
Las personsa que se acerquen a esta exposición, que puede visitarse hasta el 17 de septiembre, comprobarán que se trata de un pintor todoterreno que ha bregado por los caminos artísticos más variados y sorprendentes, incluido el simbolismo geométrico de los últimos tiempos.
Es un merecido reconocimiento de su ciudad natal a este malagueño de 1923 que supo capear las dificultades de la vida. Su hija María José ha seguido también sus pasos artísticos.
Francisco González Romero sigue creciendo como pintor, feliz de seguir creando en su taller del Centro Histórico, al tiempo que comparte sus logros en las redes sociales, pues es un activo miembro de facebook. Hace dos años, cuando echó la vista atrás con La Opinión para recordar la que había sido su existencia, dijo una frase envidiable que, ojalá algún día la pudiéramos decir todos: «He vivido una vida sumamente extraordinaria».
Muchas felicidades por esa vida tan rica y por la exposición en el Mupam. Se la debían.