El protagonista de la película, Bill Murray, se sentiría en su salsa ante la historia de la plancha de metacrilato que se rompe una y otra vez.
Los expertos aseguran que los mitos beben de las fuentes prehistóricas, de ritos y ceremonias para propiciar la caza, la perpetuación de la especie o de explicaciones de esos tiempos remotos sobre los fenómenos naturales.
La luna, el sol, el paso de las estaciones o los terremotos provocarían tanta fascinación como la que en nuestros días -en los que el ser humano está bastante más resabiado- produce Leo Messi o Belén Esteban, aunque ya no haya explicación mitológica que valga.
Precisamente, la repetición de los ciclos naturales ha dado lugar a mitos como el de la historia del mosqueo de Deméter, la diosa de la Tierra, quien al ver que Hades había raptado a su hija Perséfone, escenificó una huelga de brazos caídos y en la Tierra -hasta el bochinche, una eterna primavera- comenzaron a secarse las hojas y a sucederse las estaciones.
En este ámbito de la repetición de los ciclos hay que encuadrar el nuevo descalabro de una plancha de metacrilato de la calle Alcazabilla. Como sabrán algunos lectores, se trata de un método inútil para admirar restos arqueológicos bajo tierra porque la condensación, la mugre y el tiempo que pasa hasta que cambian las luces fundidas hacen que poco haya que admirar.
Hace menos de un mes que el Ayuntamiento repuso la plancha de al lado, desgraciada por un camión de Limasa y ya vemos que la historia se repite hasta tal punto que el actor Bill Murray, el protagonista de Atrapado en el tiempo, se sentiría en su salsa en nuestra ciudad.
A nuestros responsables municipales parece traerles sin cuidado que este mobiliario urbano sea un sinsentido que además sale caro a los malagueños. Veinte veces que se rompa, veinte veces lo repondrán. Como decía aquel, pocas cosas hay que relajen más que gestionar dinero ajeno.
Sin necesidad de echar mano de los mitos, pero sí del saber popular, el Ayuntamiento es el único Consistorio que tropieza dos veces (y las que hagan falta) en la misma plancha.
La única solución que ha funcionado de este tipo es la pirámide de la misma calle Alcazabilla con las piletas romanas de garum, incluida una explicación en inglés y español.
Así que ya se sabe, o llenamos el Centro de pirámides de los más variados tamaños o la industria del metacrilato seguirá poniéndose las pilas gracias a un Ayuntamiento que pese a encontrarse en Málaga, tiene su corazoncito y sus miras presupuestarias en la comarca leonesa de Babia.
El poder del silencio
Esta semana, dos adolescentes analizaban las turbulencias sentimentales de la vida mientras esperaban en el semáforo de calle Córdoba. Una de ellas soltó una frase de antología: «No hay mejor guantazo que el silencio».