A los vecinos les alarma todos los años el estado de una parcela salvaje, detrás de la gasolinera del Cónsul, por el riesgo de incendio. El asunto fue llevado hace años a la comisión de Medio Ambiente con escasos resultados.
Un número muy apreciable de dirigentes vecinales tiene la sensación, expresada al autor de estas líneas cada vez que tienen ocasión, de que el Ayuntamiento de Málaga se centra con gran éxito en el escaparate que supone una parte del Centro Histórico, mientras que el resto de la ciudad queda en un segundo plano, puesto que ni atracan cruceros ni a ella tampoco llegan los cruceristas, que a lo más lejos que alcanzan es al Castillo de Gibralfaro.
Pero, ¿qué ocurre con esas partes de Málaga en las que ni siquiera para el autobús turístico? Pues unas se mantienen, otras languidecen, algunas mejoran y un número considerable mantiene reivindicaciones históricas que, por lo menos, los partidos políticos tienen el detalle de recoger en los sucesivos programas electorales, que se están convirtiendo en verdaderas invitaciones a la paciencia del respetable.
Y así, cada vez que el firmante visitaba la barriada de El Cónsul, la asociación de vecinos ponía el grito en el cielo por el riesgo de incendio de dos parcelas que la Naturaleza había dotado de un nutrido número de hojas y hierbas.
Y ya sabe que cuando llega el verano, el malestar porque se produzca un incendio no es un capricho, de ahí que hayan sido muchas las veces que la asociación de vecinos ha alertado de grosor de la hojarasca y de la altura de los matojos.
El primero de los riesgos, todo hay que decirlo, ha sido rebajado bastantes enteros. Año tras año, la asociación de vecinos del Cónsul llamaba la atención sobre una parcelita municipal de 4.000 metros cuadrados pegada a la avenida Jenofonte, que justo por estas alturas de junio parecía acoger en su seno todas las hojas del otoño europeo.
Se trata de un eucaliptal en el que se acumulaban hojas secas, escombros y basura y que tenía por vecino, para mejorar el panorama, un transformador eléctrico. El Ayuntamiento, felizmente, mantenía esta parcela hace unos días bien barrida, solo con una fina capa de hojas.
Pero una segunda continúa suponiendo un riesgo para todo el que pase por los andurriales. A las denuncias vecinales se sumó en 2013 la del grupo municipal de Izquierda Unida y el asunto sigue coleando: se trata de un solar privado junto a la gasolinera del Cónsul, en la misma avenida, que por entonces pertenecía a Sacyr. IU llevó el abandono de la parcela y el riesgo de incendio a la comisión de Medio Ambiente, pero ya vemos que nada han podido hacer los concejales ante el avance de la hierba seca, peligrosamente vecina de la gasolinera.
El grupo municipal pidió una actuación urgente. La urgencia continúa. El Ayuntamiento puede actuar de forma subsidiaria y luego pasarle la factura a los poco diligentes propietarios.
En fin, una de cal y otra de matojos en la avenida de Jenofonte y al menos una reivindicación histórica que persiste.