El barrio mejora a ojos vista pese a algunas acciones vandálicas y los vecinos han sabido sacar partido a la proximidad del bulevar Adolfo Suárez con calles tan
bonitas como la dedicada al Puerto de las Encinas.
Hace dos días hablábamos de la desazón que provoca toparse con pintadas con mensajes alucinógenos y en un inglés similar al que maneja Sergio Ramos. Más doloroso es si cabe encontrárselas en un lateral de la parroquia de Santiago, la más antigua de Málaga.
No obstante, hay que mantener la esperanza pues muchos de estos gamberroides se encarrilan cuando alcanzan la madurez y hasta abominan de las pintadas perpetradas en el pasado. Con la misma visión esperanzada debe contemplar el paseante una placita de la barriada de Dos Hermanas, un barrio que en el pasado lindaba con las vías del tren y los depósitos de Repsol. De hecho, contaba hace años la asociación de vecinos, el nombre del barrio hace referencia a dos legendarias hermanas que en tiempos de Chindasvinto cuidaban de un paso a nivel y vivían en una casa próxima a las vías.
Sea cierta o no esta leyenda, el barrio contó con una hamburguesería llamada Las cuatro tetas, metafórica alusión al nombre de la barriada.
En cuanto a la placita, rodeada de ficus y con pinos en las esquinas, está dedicada al general Cano y los ficus en cuestión se han visto perjudicados por las pintadas de uno o varios individuos de manos prensiles, que han dejado su nombre con espray negro en los troncos de los árboles.
Imagínense a los autores paseando dentro de unos años con sus niños, mientras estos aprenden a deletrear el nombre del padre en el tronco. Confiemos en que los progenitores enrojezcan.
Pero en Dos Hermanas quedan zonas muy bonitas que no han sido perjudicadas por los bípedos y que además exhiben la buena mano de los vecinos. Hablamos de lo que puede ofrecernos, por ejemplo, la calle Puerto de las Encinas, donde los vecinos han creado un pequeño vergel con grandes macetones que asoman ya al bulevar Adolfo Suárez, antiguo territorio de los maquinistas de tren, felizmente soterrado. Justo enfrente, por cierto, asoma el grafiti artístico de una locomotora.
Dos Hermanas, ya era hora, tiene por delante un futuro mejor, pese a algunos puntos negros realizados con espray.
Valores
¿Uno solo de los mosaicos del artista francés Invader, que los ha instalado a cientos en cerca de 70 ciudades de una treintena de países, podría tener más valor artístico que el Palacio del Obispo de Málaga?
Esta posibilidad la dejaba caer esta semana el gestor del CAC, Fernando Francés. No hacía falta, cualquier historiador del Arte le habría sacado de dudas: No. Una cosa es la valía de una obra en el mercado del arte y otra la valía artística. No siempre las dos coinciden. No es lo mismo un cuadro de Pablo Picasso que un tiburón en formol de Damian Hirst por mucho que el bicho cotice entre los tiburones del arte. Y luego queda el detalle sin importancia de que esa acción es ilegal…