Hace cerca de medio siglo que una parcela triangular sin oficio ni beneficio sestea en la zona más céntrica de Capuchinos.
Tenía Picasso siete años cuando las hermanas hospitalarias abrieron en Capuchinos el primer psiquiátrico de Málaga. Las fotos antiguas del barrio nos muestran, casi compitiendo en tamaño, el entonces llamado Manicomio de Hijas de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús y el vecino Cuartel de Capuchinos, que hoy cuenta con una de las plazas más bonitas de la ciudad. Precisamente, en esta época del año las jacarandas nos ofrecen el esplendor original de sus tierras africanas gracias al intenso violeta de sus flores.
Menos dado a las loas, mucho más prosaico, es un terrenito sin oficio ni beneficio que ha escoltado el antiguo psiquiátrico de mujeres desde su fundación. Se trata de una esquina que da a las calles Actriz Rosario Pino y Sotomayor y da la impresión de que se quedó fuera de juego, quizás porque su marcada forma triangular y la presencia del hospital no animaron a los promotores a construir. En calle Sotomayor sí que queda una hilera de bonitas casas, algunas de ellas con trazas de ser del primer tercio del siglo pasado.
Esta parcela triangular, hace unos cuarenta años contaba con dos pequeñas construcciones alargadas que desaparecieron ya en los 80. La parcela se quedó monda y lironda, acompañada por unos pocos eucaliptos, de más de 60 años, que hoy tienen un aspecto gigantesco y que sin embargo, contribuyen a aumentar la impresión desértica y desnortada de la parcela, así que no extrañaría nada que, en cualquier momento, la cruzaran esos matojos rodantes de las películas del Oeste.
En la actualidad, bien podría recibir el título de esa novela de Stephen King, La zona muerta, porque pasan los años y pese a que se trata de una zona bastante céntrica y muy transitada, sobre todo por vehículos, nada cambia en su superficie.
Así que, desde hace algunos lustros, mayormente se utiliza como aparcamiento, mientras que los muros lindantes del sanatorio se han reconvertido en espacio para pintadas, casi ninguna de autor.
Cuando los matojos suben de altura, el terrizo se poda y santas pascuas. Se encuentra en la misma situación de indefinición que otro terrizo próximo, el del lateral del Cementerio de San Miguel, aunque este último tiene más aspecto de patatal. Pero incluso esta segunda zona muerta tiene más posibilidades de mejora que este triángulo capuchinero de las Bermudas, olvidado desde hace medio siglo, como mínimo.
Fuentes municipales comentaron a esta sección el año pasado que se preveía algún cambio para la parcela, aunque sin concretar. En realidad, cualquier cambio difícilmente será a peor, así que, si al final se quiere utilizar, oficialmente, como aparcamiento, no estaría de más echarle una capa de hormigón para acabar con el barrizal de los días de lluvia.
Ahora, si lo que se busca es que nada cambie, por lo menos que sea la estrella del próximo congreso nacional de zonas urbanísticas muertas. Triunfará.