Málaga, Ciudad Amiga de los Camiones de Muchas Toneladas, sigue ofreciendo días de gloria a la inseguridad vial y la contaminación.
En la calle Alcazabilla, en concreto en los Jardines de Ben Gabirol, una cartel informa de que Málaga es una ciudad amiga de la infancia.
No es que el título haya que cogerlo con reservas, es que en muchos rincones de la ciudad hay que coger a los niños de la mano, y además con fuerza, porque Málaga también ostenta el título, extraoficial, de Ciudad Amiga de los Camiones de Muchas Toneladas.
El pasado lunes, una joven foránea montada en la línea 11 de la EMT, mostraba a un amigo su extrañeza por el alto número de camiones de gran tonelaje que en la capital de la Costa del Sol campaban a sus anchas. «Cómo los permiten?, aparecen por todos lados», concluía.
Justo en ese momento, como si fuera una escena de una película de Spielberg (por supuesto El diablo sobre ruedas), un camión de gran tonelaje adelantaba, con toda la pachorra de sus muchas toneladas de peso, al autobús articulado de la EMT; de paso invadía el sentido contrario de la avenida Juan Sebastián Elcano, en un tramo, faltaría más, totalmente prohibido para adelantar, incluso para el más humilde de los utilitarios.
No hace muchos años, uno de estos bichos de proporciones bíblicas tuvo un accidente y tras un volantazo terminó subido a la acera, a la altura del antiguo cuartel de la Guardia Civil de Los Galanes, para gran susto de la concurrencia.
Cualquier ser vivo que en ese momento pasara por allí estaría hoy criando malvas. Por suerte, no pasó nadie en el instante del accidente.
Las asociaciones de vecinos del Distrito Este son las que con más intensidad protestan, y desde hace lustros, por el continuo tráfico de camiones pesados hacia la fábrica de cemento de La Araña, industria que, como se ve, además de contaminar supone un peligro indirecto para la seguridad vial (con este historial, estamos seguros de que dejará el actual emplazamiento costero cuando las ranas críen pelo).
Pero los camiones no solo hacen lo que quieren por Málaga Este, también pueden verse por la Carretera de Cádiz y la avenida de Andalucía. Es una situación intolerable que se lleva tolerando demasiados años.
Desde 2015, el Ayuntamiento de Málaga está dando vueltas a una ordenanza que limite el tráfico de estos peligrosos monstruos del transporte. La última información es que está en redacción y hay problemas con El Palo y Pedregalejo.
Si finalmente se aprueba, bajarán la contaminación, los decibelios y la sensación de peligro cada vez que nos cruzamos con este transporte que en Málaga parece que hace lo que le sale del volante.
Luego, aplicar la ordenanza será harina de otro costal, pero o se hace algo o hacemos hueco en los Jardines de Ben Gabirol al cartel que inmortalice la secular amistad de la ciudad de Málaga con los camiones ciclópeos.
D: Alfonso, es escandalosa la permisividad de esta corporación con estos vehículos, que pasan a gran velocidad hacia La Araña incumpliendo con total impunidad las normas de tráfico. Esto nos lleva a la pregunta: ¿porqué se permite? Creo que viendo los telediarios podemos elaborar una hipótesis.