Luis Melero tuvo el gran mérito en los años 70 de recuperar el testimonio de casi 300 testigos del crimen de la Carretera de Almería y de transformarlo años más tarde en una inolvidable novela: La desbandá.
Al igual que las guerras carlistas atascaron la convivencia de buena parte del siglo XIX y dejaron su poso en el siglo siguiente, y ahí está Valle Inclán para dar fe, en este arranque del XXI, los españolitos de toda edad y condición llevamos todavía a la espalda la mochila de venganzas, salvajadas y oprobios de la Guerra Civil.
Sobre todo en esta ciudad en la que los dos bandos dejaron su huella de sangre, fuego y asesinatos aleatorios, aunque el bando de Franco se llevó la palma con la mayor matanza de civiles de toda la contienda. Un miserable tiro al blanco a miles de personas que huían de una Málaga perdida por la República y que, injusticias de la vida, el bombardeo de Guernica, que causó muchísimas menos muertes, dejó durante décadas en el olvido.
Por eso, en estos días en los que se conmemora la matanza de la Carretera de Almería, bueno es recordar el importantísimo papel jugado por un escritor malagueño que, en los años 70, descubrió por casualidad, en la hemeroteca del New York Times, una breve noticia sobre este éxodo con bombas, que confirmó lo que, de forma muy velada, había escuchado de niño.
Pocos años después, en 1981, decidió tomar la carretera, la grabadora y la manta y consiguió entrevistar a casi 300 supervivientes y testigos de la matanza. Y un dato incómodo para muchos: la mayoría de los testigos, cuenta el escritor, criticaba a los socialistas, y otros apuntaban directamente a Largo Caballero, porque consideraban que al negarse a proporcionar más armas y municiones meses antes, dejó la ciudad a merced de los sublevados.
En unos tiempos en los que las notas de prensa institucionales proclaman a diario que Málaga es pionera de todo lo que se mueve, como si albergara las oficinas de Edison y el Instituto de Tecnología de Massachusetts y nosotros sin saberlo, el escritor Luis Melero sí que abrió camino, sin alharacas, en busca de la verdad histórica de un asesinato masivo vergonzosamente olvidado.
Todo este material le sirvió de base para publicar en 2005 ese gran fresco literario de la Guerra Civil que es La desbandá, la vida en una ciudad en la que ningún malagueño, fuese cual fuese su ideología, podía sentirse a salvo y que culmina, llena de detalles alimentados por tantas semanas de entrevistas, con la desbandá, una frase que, de forma muy merecida, ha terminando siendo algo más que el título de una vibrante novela. Desde hace unos años, los medios de comunicación, instituciones y organismos han dejado de referirse a la tragedia como El crimen de la Carretera de Almería o La huida de la Carretera de Almería para hablar, simplemente, de La desbandá. Luis, escritor y publicista, acertó de lleno con sólo dos palabras para resumir este éxodo trágico. Suyo fue el mérito de sacarlo del olvido y de transformarlo en un libro felizmente reeditado hace un par de años. Gracias, Luis.