Durante lustros, los políticos malaguitas no han querido saber nada del Cementerio Inglés con la excusa de que quien ponía dinero era el Gobierno británico…hasta 1903. Se acabó el malentendido.
Los publicistas hace tiempo que lo único que nos ofrecen a la hora de vender un producto son «soluciones», la mayoría de las veces acompañadas de la muletilla «integrales», nunca «parciales» y como única variante, si no se trata de «soluciones integrales» nos proponen «experiencias».
Si empleáramos este mismo lenguaje chachipiruli en la vida cotidiana, tendríamos que admitir que una visita al Cementerio Inglés podría convertirse en una experiencia estresante y en absoluto solución integral a nuestras preocupaciones, porque su deterioro había ido creciendo con los años.
Hace más de una década, un afable arquitecto catalán, el autor del Hotel Gallery de la calle Molina Lario, Albert Pla, descubría la belleza del Cementerio Inglés de Málaga, al tiempo que se asombraba del pasotismo institucional y de cómo la estulticia burocrática -pues la memez puede compartimentarse- impedía que nuestras autoridades atendieran un monumento que se caía a pedazos.
La absurda muletilla de que este histórico trozo de la Málaga cosmopolita era tierra británica y de que debían arreglarlo los ingleses fue pasando como un mantra entre cargos malaguitas de todo pelaje. Ninguno de ellos parecía caer en la cuenta de que el Reino Unido no aportaba fondos para el camposanto desde que vino al mundo Antonio Machín, que no nació anteayer sino en 1903.
El nacimiento hace once años de la Fundación Cementerio Inglés de Málaga, entidad sin ánimo de lucro, gracias a la entrega del excónsul británico Bruce McIntyre, comenzó a deshacer el malentendido e hizo posible que malagueños, británicos y personas de varias nacionalidades lucharan por la rehabilitación del camposanto y dieran a conocer este tesoro histórico artístico en nuestra propia ciudad.
Esta labor divulgativa y también educativa ha terminado calando y en nuestros días, hasta nuestros políticos se muestran receptivos. Lo pudimos ver ya en el verano de 2011, cuando fue catalogado Bien de Interés Cultural y el verano pasado, con un convenio entre la Fundación y el Ayuntamiento que se ha materializado esta semana, con la visita del alcalde, Francisco de la Torre y del embajador británico, Simon Manley.
Como muchos saben, el Ayuntamiento va a costear el 90 por ciento de unas obras que tratarán de que los taludes del terreno (arcilloso) no se desmadren más e invadan las tumbas, así que los consolidarán; de paso, arreglará el cementerio primitivo, el primer recinto dentro del camposanto, cuyos muros presentan unas grietas preocupantes, precisamente en el lado más próximo a la tumba de Violette, la niña fallecida a los pocos días de nacer y que es una de las más visitadas.
Felicidades al Ayuntamiento de Málaga por contemplar como propio un monumento de la ciudad y dejarse de pamplinas.