Nuestras autoridades obvian estos días en sus vídeos promocionales de la feria turística Fitur de Madrid el paso de cebra-placa tectónica de la Alameda Principal, junto a la calle Córdoba.
A comienzos de agosto del año pasado evocábamos a esos turistas que por primera vez visitan Nueva York y tras mirar absortos las alturas, al descender la mirada y posarla en las aceras descubren que incluso en los sitios más descuidados de nuestra ciudad hay aceras más dignas que las que pisan a diario miles de personas en la Quinta Avenida.
Quizás tengamos que hacer una excepción y mencionar un reportaje publicado hace un par de días en La Opinión, en el que se daba cuenta de las pésimas condiciones en las que se encuentra la calle Aurora Boreal en la playa de las Acacias, que pese a su idílico nombre exhibe un piso lleno de parches y sobresaltos para el peatón que si bien no contemplará la Aurora Boreal, pese al nombre, es muy probable que vea las estrellas.
Ciertamente, a pesar del nombre -los Estados Unidos- las administraciones del país más poderoso del mundo se gastan un pimiento en la cosa pública, quizás porque allí el Estado tiene para muchos una connotación negativa, de alguien que se inmiscuye donde no le llaman. Esta connotación será sin duda profundizada por el escualo que en un par de días ingresará en la Casa Blanca.
Pero dejando al tiburón más ridículo a este lado del río Pecos. En Málaga también hay zonas en las que las administraciones, sean las que sean, no nos dan ni los buenos días.
Precisamente a comienzos de agosto recordaba esta sección las chungaléticas aceras neoyorquinas por la persistencia de un trozo de Nueva York en el lugar más que céntrico de Málaga. Se trata casi de la intersección de la Alameda Principal con la calle Córdoba.
Allí, desde que las obras del metro se hicieron fuertes, vegeta un paso de cebra que, en estos días Fitur en Madrid, nuestros concejales, consejeros, diputados y todo representante institucional seguro que han eliminado de sus vídeos de propaganda turística, aunque sea mediante el camuflaje digital. Porque la sexta ciudad de España no puede exhibir un paso de cebra tan destartalado y como se ve, olvidado de la mano de Dios, pues desde el último vistazo en agosto pasado ahí sigue, profundizando en sus grietas, aberturas terráqueas y joyos con jota. Salvo un modesto recauchutado y el color amarillo de su provisionalidad, la excusa para no atacarlo a fondo, continúa exhibiendo todas sus flaquezas.
Para quienes, pese a las indicaciones, desconozcan de qué paso de cebra se trata, habrá que precisarles que es el que comunica la isleta central de la Alameda con la acera sur, junto a la calle Córdoba.
Como nuestros políticos pasan tanto del asunto, y uno no sabe si la pasividad se la achaca el Ayuntamiento a la Junta, esta al Consistorio o si se trata de una chapuza de competencia claramente municipal, el caso es que la única solución que uno le ve es aprovecharse de nuestras debilidades, de una voluntad contrastada de no reparar la acera y sugerir que en Fitur se promocione como El peor paso de cebra de Europa.
Por lo menos ganaremos en visitas morbosas. Seguro que caen.