El Purgatorio existe y está lleno de homenajeados

12 Ene

Como ya informó este periódico, 87 homenajeados esperan calle en Málaga, pero hay que sumar los que tienen calle y la crisis impidió su construcción.

En una novela de este siglo, que un servidor les recomienda, Inquietud en el Paraíso, el autor, Oscar Esquivias, mezcla los días previos de la revuelta militar en Burgos, en julio del 36, con las gestiones de un penitenciario de la Catedral para organizar una expedición al Purgatorio.

Tan estrambótico paseo se basa en la convicción del sacerdote de que la Catedral de Burgos cuenta con una puerta a tan dantesco lugar. En concreto, junto a la tumba del arcediano Villegas.

Si tuviéramos que buscar un paralelismo con la Catedral de Málaga, bien podría ser la tumba del recordado cardenal Herrera Oria, pero nuestro particular Purgatorio local incluiría a todos aquellos personajes que, pasados los años, siguen esperando un rincón en nuestro callejero. Se trataría de aquellas personalidades homenajeadas por la Corporación municipal pero que, pese a que la mayoría pasó a mejor vida, siguen aguardando, valga la redundancia, en una lista de espera que parece eterna.

Nuestro particular Purgatorio sería, por tanto, el de aquellas almas que esperan su lugar físico en el callejero de Málaga, después de los acuerdos administrativos de rigor.

Hace unos días, este periódico publicó una interesante información sobre este submundo, al que quién sabe si como en la novela de Esquivias podríamos acceder a través de la Manquita. El caso es que 87 personalidades (y algún colectivo) esperan calle en Málaga. El récord, la Hermandad de la Santa Vera Cruz, que lleva 20 años en tan mítico territorio. Nada que ver con los siete días mondos y lirondos que tardó nuestro Ayuntamiento en dedicarle una glorieta al dueño del Málaga F.C. –seguro que el inventor de la penicilina lo tuvo más difícil para conseguir su hueco en el callejero, la calle Doctor Fleming, junto al Hospital Civil–.

Esperan sitio los magníficos periodistas Julián Sesmero y Rafael de Loma, el arquitecto César Olano, el exconcejal comunista Leopoldo del Prado y Marifé de Triana, entre otros personajes.

Pero dentro de la sección del Purgatorio hay un subpurgatorio mucho más ignoto y desesperante –sobre todo para los familiares de los homenajeados– pues nace de la crisis del ladrillo. Se trata de las calles concedidas y que ya se encuentran en el callejero, pero que no existen porque la promotora o constructora de turno se fue a pique.

Ha sido el caso de la urbanización Colinas del Limonar en la parte alta del barrio, donde se encontraba la finca de La Peinillera. Durante largos años fue una desasosegante y árida extensión con bancales y alguna que otra excavadora sin conductor.

Allí se encuentran, solo en el papel, la calles dedicadas al alcalde de Málaga Eugenio Entrambasaguas –fusilado por republicano–, el cónsul mexicano Porfirio Smerdou y el pintor Virgilio Galán.

A ese subpurgatorio no se llega ni por el atajo catedralicio. Habrá que esperar a que la urbanización concluya para que el alcalde, el cónsul y el pintor salgan, mira por dónde, del limbo.

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