En 1888 las aguas de la familia Larios se agitaron para tratar de retirar la capacidad legal al hermano del marqués, que se casó en secreto.
En Málaga no abundan los títulos nobiliarios, no solo por una Reconquista tan tardía sino también por la escasa importancia que tuvo la ciudad hasta finales del XVIII. Por eso, la mayoría de los títulos llegó en tiempos de Isabel II y monarcas siguientes y recayó en prósperos comerciantes afincados en Málaga una o dos generaciones antes.
En el clasista mundo de la nobleza, los títulos repartidos durante el XIX a la pujante burguesía se consideran de segunda. Pero uno de ellos, el Marquesado de Larios, es el que más brilla en Málaga y todo lo que lo rodea sigue teniendo un aura especial.
Por eso, hoy rescatamos, gracias a un excelente trabajo del profesor de la Complutense, Emilio García, un curiosísimo caso clínico que tuvo como protagonista a Martín Larios y Larios, el hermano del segundo marqués de Larios –el del monumento frente a calle Larios– y padre del tercer marqués.
Don Martín, viudo, se casó en 1887 en secreto con una aristócrata, María del Pilar de León y Gregorio, a la que le otorgó una dote de 40 millones de reales. Tanto la madre del novio como el hermano lo llevaron a juicio para privarle de capacidad legal y de la administración de los bienes al alegar que no estaba en sus cabales.
Para demostrar la locura, dos prestigiosos médicos que lo estaba tratando en Francia, los doctores Hardy y Charcot –el famoso investigador de la histeria y maestro de Freud– presentaron un informe en el que entre otros aspectos, señalaban que no paraba de moverse y de subir y bajar escaleras; comía de forma compulsiva cinco o seis veces al día y aseguraba descender de una saga de nobles del año 1.200, como probaban unos papeles… imaginarios.
El propio Martín Larios, a finales de ese año, 1887, en lugar de ir a París a tratarse, como era la norma, pidió a los dos médicos que le visitaran en Madrid, por lo que tuvo que pagarles 22.000 reales, pero cuando estos llegaron a la capital de España, el hermano del marqués se había trasladado sin motivo a Málaga, así que la insigne pareja tuvo que desplazarse a Málaga, examinarle y pasar en nuestra ciudad la Nochevieja.
Un segundo informe de otros tres médicos apoyaba la conclusión de enajenación mental y detallaba que don Martín decía haber inventado un revolucionario aparato para sostener las brochas de afeitar.
Pero Martín Larios contraatacó a su vez con tres informes posteriores de varios médicos que sostenían que no estaba enfermo y que su conducta era normal y de hecho, el proceso finalizó con una sentencia favorable al matrimonio. Según parece, a partir de ahí exhibió un comportamiento completamente normal hasta su muerte en 1889, a los 50 años.
¿Qué pasó en realidad? El profesor Emilio García señala que no hay que dudar de unos expertos que diagnosticaron de forma tan opuesta pero como indicaron los propios Hardy y Charcot, es muy posible que al examinar al enfermo en un estado de excitación se exageraran algo sus males. Y tampoco habrá que olvidar todo el dineral que estaba en juego…