En 2012 se desmontó la doble reja que unía el coro con el altar mayor sin comunicarlo a la Junta y según fuentes de la Catedral, sin informar al cabildo.
Hace cuatro años que esta sección informó de la despedida, parece que definitiva, de uno de los elementos más veteranos y a la vez discretos de la Catedral de Málaga. Se trató de la conocida como Vía Sacra, una doble verja que unía el coro con el altar mayor, empleado en el pasado en la liturgia.
Solía servir, tanto en la Manquita como en otras catedrales de España, para marcar el camino de los canónigos para acceder al altar mayor y de paso, servía de protección en manifestaciones religiosas, así que por ella se paseaba la custodia del Santísimo .
Pero además, como explicó Francisco García Gómez, el investigador malagueño y uno de los máximos conocedores de la Catedral, era el espacio utilizado por los seises para bailar y en él no se permitía el acceso de las mujeres.
Pues bien, en la Semana Santa de 2012, para dejar espacio a los tronos que debían cruzar el altar mayor, ya que la exposición sobre la Sábana Santa de Turín había reducido el espacio, desmontaron cuatro tramos de Vía Sacra y 15 días más tarde, el resto. Desaparecida la Vía Sacra, se aprovechó para restaurar la solería.
Fuentes técnicas oficiales explicaron entonces que las verjas estaban almacenadas y que se informaría de si volverían a ser colocadas o no, puesto que la mayor parte de catedrales de España había optado por retirarlas, con el cambio de liturgia.
Pasados cuatro años, la Vía Sacra continúa en un extraño limbo, ya que fuentes de toda solvencia de la Catedral mostraron su extrañeza porque la retirada de la verja se produjera al anochecer, sin informar al cabildo catedralicio, como es obligatorio en estos casos, y como comprobó el periódico, sin que la Junta de Andalucía tuviera la más mínima idea de la operación, hasta el punto de que fue La Opinión la que informó de la retirada al entonces delegado de Cultura, Manuel García.
Por cierto que para Francisco García Gómez, que ha estudiado la labor de los rejeros malagueños del pasado de forma exhaustiva, la doble reja sería obra de Clemente Ruiz, de 1655, mientras que las fuentes técnicas de la Manquita estimaron entonces que tenía indicios de ser «del XIX o incluso del XX».
Cuatro años más tarde, estas fuentes de la Catedral de toda solvencia ignoran dónde se encuentran las piezas, sean del XIX, el XX o el XVII y en todo caso, resulta alarmante que se trajinara de esta manera con un Bien de Interés Cultural sin seguir el control que exige la ley.
Confiemos en que, con el nuevo deán del Templo Mayor, se acabe con el secretismo y regrese la transparencia, por ejemplo, informando del lugar en el que se encuentra la antigua Vía Sacra y qué se hará, definitivamente, con ella.
Constitución
Es uno de los frenos más eficaces al cainismo y tribalismo hispano. Una brisa civilizadora de 38 años.