Los lunares compactos de Teatinos y otros timos

23 Nov

El Ayuntamiento de Málaga debería sacar la conclusión de que en jardines y travesías en cuesta sale caro aplicar arena compactada.

Ayer martes, esta sección comentaba la irónica reacción de una maestra malagueña, al ver su clase semivacía porque habían caído tres gotas. La profesora recordó a los padres que lo que caía del cielo no era ningún tipo de lluvia ácida.

Como sabemos bien, en Málaga la mayoría de sus habitantes reacciona ante la lluvia con un pánico exagerado, valga la redundancia; como si nunca hubieran sentido la sensación del agua en el cogote y temieran algún tipo de diluvio universal inminente u otra catástrofe ignota de la Naturaleza. A este respecto, hay que resaltar que Noé se lo tomó con mucha más parsimonia en una situación bastante más adversa que los apenas 15 litros por metro cuadrado caídos el lunes en la capital.

Pero además de atascos absurdos, el vaciamiento de calles y aulas y la salida a la vía pública ataviados como buzos, otro de los efectos de la lluvia en nuestra ciudad es que la arena compacta, esa que está repartida por nuestros parques y jardines, vuelve a evidenciar su propensión a convertirse en un churro.

Se trata de un producto que cuesta un dinero a las arcas públicas y que no termina de funcionar bien, al menos en las zonas verdes y paseos situados en pendiente, donde esta arena compactada ha resultado tan útil como los paños de ganchillo que resguardan del frío los televisores.

Ya hemos comentado más de una vez el desdichado efecto que presenta la suave cuesta de la Travesía del Pintor Nogales después de una reforma urbanística poco meditada, que para crear una zona de transición entre el pavimento y el muro de subida al Paseo de Don Juan Temboury, al pensador de turno se le ocurrió emplear la arena compacta, que se ha ido escurriendo con las sucesivas lluvias y en nuestros días presenta un aspecto sucio y en continua descomposición.

Pero quizás uno de los sitios donde se han echado más kilos de este invento fallido han sido los parques dedicados a la Virgen de Araceli y a Fernando de León, en Teatinos, en realidad, una enorme zona verde en pendiente entre las calles Orson Welles y el Carril del Capitán dividido en tres parques, el primero de ellos, el Parque del Cine, sin problemas de sujeción del suelo porque está hormigonado.

La asociación de vecinos de Teatinos, sin embargo, lleva muchos años criticando la pésima compactación en los parques de Fernando de León y Virgen de Araceli y cómo, tras cada lluvia, lo poco que queda del producto original se va cuesta abajo hasta una alcantarilla.

El pasado lunes esta sección paseó por los dos parques y pudo comprobar las grietas, la arena desmenuzada y los escasos lunares compactos que quedan en ellos. La pregunta es si el Ayuntamiento volverá a aplicar el invento a la travesía y las dos zonas verdes en cuesta o si tratará de que el gasto público se destine a inversiones más razonables y duraderas. Los vecinos de Teatinos llevan años advirtiéndolo.

Una respuesta a «Los lunares compactos de Teatinos y otros timos»

  1. Mi hijo de 6 años y yo aprovechamos los pegotes de arena compactada para jugar a que son islas y vamos saltando de una a otra huyendo de los tiburones que nos persiguen…tenemos que atravesar el parque Virgen de Araceli al salir del cole.

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