Gracias a la magnífica serie de dibujos animados Érase una vez el Hombre, los niños de los 70 pudieron contemplar en cuestión de segundos cómo lo que apenas parecía un gargajo acuático iba convirtiéndose en pez, reptil, mono trepador y finalmente, en hombre. Millones de años de evolución resumidos en unos cuantos dibujos durante la presentación de esta serie que tanta Historia enseñó.
Y la verdad es que estas impactantes imágenes de la evolución humana permanecen en la retina del firmante cuando atraviesa, con algo de dificultad, el barrizal del descampado lateral del Cementerio de San Miguel.
El pasado mes de mayo este diario recogió las quejas vecinales en un momento del año en el que este espacio sin orden ni concierto se encontraba en la fase terrizo polvoriento del Oeste.
Las últimas trombas han convertido algunos tramos de este olvidado rincón de Málaga en un oleaje reseco por el que los coches tratan de avanzar. ¿Surgió la vida hace millones de años de un paisaje tan desolado como este? Es posible. Al menos el barrizal que nos ocupa estaba lleno de vida, en concreto de palomas abasteciéndose de los charcos, aparte de las decenas de conductores que a diario buscan un hueco, sin olvidar los perros, pues cacas de estas mascotas hay para parar el AVE.
La lluvia, en todo caso, no ha frenado a los bípedos más mastuerzos, que siguen aprovechando la desolación de la zona para depositar, junto al muro del cementerio, bolsas llenas de escombros. Un ritual propio de la Prehistoria y que estos seres del siglo XXI transforman en un fin bien comprensible: ritualizar la porquería en lugar de efectuar simbólicas ofrendas a los muertos, como en un principio indicaría el sitio.
El cerro que da a la plaza del Patrocinio, un tumultuoso aparcamiento aunque asfaltado, nos regala una vistas deprimentes de toda esta explanada, para la que el Ayuntamiento no quiere darle una solución temporal, mientras llega la urbanización, en forma de asfaltado. Justo lo que se ha hecho con la mencionada plaza.
El pasado mes de mayo, el concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, declaró que la zona «está pendiente del desarrollo de un plan especial para ejecutar lo que se recoge en el PGOU».
Pero es de cajón que la zona esté pendiente de una mejora porque que empeore más es bastante complicado. Como piden los sufridos vecinos, se podía hacer lo mismo que el Ayuntamiento ha hecho con la plaza delantera de cementerio y darle un arreglo temporal, porque como está la economía, pueden pasar un par de eras geológicas de aquí a una urbanización.
La vida, ya saben, evolucionó en este planeta a partir de la tierra y el agua pero lo que este desierto de San Miguel necesita es vida política que produzca decisiones inteligentes. Cruzarse de brazos, por cierto, no entra dentro de esta categoría.