A partir de las ocho de esta tarde, la sede de la Academia Malagueña de Ciencias abre sus puertas para sumarse a la Noche Europea de los Investigadores.
Un viejo amigo, antiguo colega de laboratorio de un Premio Príncipe de Asturias y en su día, brillante promesa de la investigación sobre el alzheimer, contaba a un servidor en una reciente visita a Málaga que sobrevive con artículos científicos y traducciones del inglés al español de manuales científicos.
La Ciencia en España continúa pese a nuestros políticos, que estos días nos vuelven a ofrecer momentos gloriosos en el Congreso, el Senado y en los cónclaves de los partidos.
Por eso, y pese a que en Málaga se ha tirado, en el buen sentido, la casa por la ventana, no deja de suponer una celebración agridulce la de la Noche Europea de los Investigadores, que tendrá lugar hoy viernes, porque investigar en España, hablando en plata, supone ser un metafórico socio del C. D. Alcoyano.
Una de las entidades que se suma a la celebración es, precisamente, la institución científica más antigua de Málaga, la Academia Malagueña de Ciencias, fundada como Sociedad en tiempos de Amadeo de Saboya, en 1872.
En su sede de la calle Moratín, 4, de 20 a 22 horas, ofrecerá hoy el taller Los archivos: los laboratorios de la Historia, que impartirán las académicas de número Mari Pepa Lara y Esther Cruces, la primera, antigua responsable del Archivo Municipal y la segunda, al frente del Archivo Histórico Provincial.
En este taller, que será presentado por el presidente de la Academia, Fernando Orellana, se hablará de la Historia vista como una Ciencia y un servidor está seguro de que será una charla que descubrirá muchos aspectos recónditos de los archivos, en los que no se «bucea» sino que se investiga con un plan determinado.
Metodología de la Historia, el uso de los documentos, las ciencias historiográficas, la Paleografía –o el indagar en las letras de médico de siglos pasados–, los escudos y blasones… y como ejemplo de trabajo, las actas capitulares del llamado concejo de Málaga desde su constitución con la conquista de los Reyes Católicos, hasta principios del siglo XVI, en las que se detalla, entre otros aspectos, el remoto funcionamiento de la ciudad, cuyo cabildo se reunía no sólo en el Ayuntamiento sino en otros puntos como alguna de las puertas de Málaga o el patio de los Naranjos, suponemos que en un día sin terral.
También se examinarán las ordenanzas municipales más primerizas, las que ordenaban una ciudad que sólo podemos revivir gracias a estos preciados documentos.
En resumen, dos horas de disfrute para los amantes de la Historia en la Academia Malagueña de Ciencias, que sigue reivindicando contra viento y marea el romántico y valiente empeño de investigar en la España actual, mientras muchos de nuestros políticos, ya saben, cuando hablan sube el pan y baja la puntuación del informe Pisa.
Buena tarde y que la Ciencia, aparte de Dios, nos coja confesados.
Magníficas: la iniciativa, las autoras, el presentador y el eco en la Opinión
Muchas gracias y que cunda