Un cerro aplanado junto la Ronda Oeste, al lado de la segunda fase de Nuevo San Andrés, contiene una respetable cantidad de estiércol canino.
Los cortijos de Juan Pérez –junto al arroyo de las Cañas–, Paderilla, el Naranjito –que estaba pegado a la vía del tren del Puerto– o la huerta del Tejarillo, donde se construyó la segunda fase de la barriada Nueva San Andrés, son historia, como las desaparecidas chabolas del vecino puente de los Morenos, que hoy han sido sustituidas por unos jardines muy cuidados.
En el antiguo Camino de Churriana, hoy avenida de Europa, la Cooperativa San Andrés edificó a comienzos de los setenta los dos bloques de la segunda fase de Nuevo San Andrés, junto a la Ronda Oeste y el puente cuyo entorno, como hemos dicho, está felizmente ajardinado. Como curiosidad, en el barrio abundaron en los comienzos, además de antiguos chabolistas del puente de los Morenos, pescadores del Bulto.
En la actualidad, comenta un veterano vecino, el barrio lleva algún tiempo pidiendo que se pinte el muro de la calle Jerusalén, que separa los bloques de un terrizo sin más fin que aspirar a ser el mayor cagadero de perros del Sur de Europa.
La calle Jerusalén no nos evoca en absoluto la Tierra Santa, pero sí que cuenta con pintadas que denotan un uso aceptable de las neuronas, además de un enamoramiento en la fase más profunda: «Eres el aire que respiro. Para la princesa de cabello de oro». En una segunda, el autor anónimo asegura que «la T.V. es tu droga».
De cualquier forma, pese a que no son las clásicas pintadas perpetradas por batracios, la pared sucia está ahí y los vecinos quisieran verla algún día impoluta.
En cuanto al mayor cagadero de perros que verán lo siglos, es un pequeño cerro explanado que ha quedado arrinconado entre las zonas deportivas del barrio y la Ronda Oeste, con los coches zumbando sin cesar tras las pantallas acústicas.
Ahora mismo, además de contener como un preciado tesoro centenares de deposiciones caninas, este cerro sirve mayormente como soporte de un gigantesco anuncio que da a la carretera.
El terrizo está limitando por un discreto cañaveral que nos recuerda la cercanía del arroyo de las Cañas. Desde el cerro podemos ver la ajardinada calle Calerito, que separa los dos bloques de la segunda fase de Nuevo San Andrés y a lo lejos los jardines del Duende y la estación de cercanías de Victoria Kent.
Con la desaparición de las vías, siguen quedando zonas muertas en Málaga como los mismos alrededores de la estación Victoria Kent, a los que le hemos dedicado más de una crónica, y este cagadero inmenso que lo único que hace es aumentar el número de cacas y plásticos que alberga. Cualquier cambio que se realice en este espacio difícilmente lo empeorará.
El contexto
Cartel irónico informativo en mitad de un solar de la calle Lagunillas: «Wifi gratis. Red: Lagunilas. Password: Smart City».