Así lo entendió la última representante de España en Eurovisión, que volvió a ofrecernos, como los representantes anteriores, carestía de puntos pero esta vez con una canción cantada enteramente en el idioma de Donald Trump (con perdón).
También los eventos organizados en Málaga incorporan cada vez más palabros en esa lengua, sobre todo los que tienen que ver con el universo digital, ese que tantos miles de puestos de trabajo está destruyendo en todo el mundo (bastante más de los que crea). Nuestro prestigio como ciudad caería a la altura del betún si escribiéramos en español cosas como Smart City o Málaga Valley y en el mundo de la moda, el español comparte espacio con el inglés en la Pasarela Málaga Larios Fashion Week. Del francés, antes tan presente en este mundillo, ni rastro.
Lástima que el montaje de este evento haya dejado imágenes tan decadentes como la que un alto cargo de la ciudad, ya jubilado, envió al firmante el pasado fin de semana. De nuevo con el inglés de la mano, la preciada escultura Point of view, del escultor británico Tony Cragg, se convirtió en temporal desecho de tienta, y se vio rodeada de vallas, con plásticos incrustados en las oquedades de la obra.
Situada en la desembocadura de las calles Strachan y Salinas con la calle Larios, Point of view hizo de perchero cutre, pese a que la obra le costó un potosí al Ayuntamiento, que la adquirió hace once años.
Cuando se inauguró, como pasa con las esculturas no realistas, hubo división de opiniones. A algunos les evocó el Torcal de Antequera, a otros, por esos llamativos pliegues del bronce, la deposición de un elefante, mientras que unos pocos captaron los dos perfiles que justifican el título.
La buena noticia es que el Ayuntamiento tiene la intención de que la escultura no se confunda más con un perchero. Fuentes municipales confirmaron esta semana que en breve Point of view pasará una importante revisión y algo muy importante: le colocarán una placa identificativa, pues dado que Málaga luce la obra de un escultor de prestigio internacional, qué menos que darla a conocer.
El Consistorio tiene previsto recuperar otras esculturas públicas dañadas y colocará placas en las que la necesiten. El caso más obvio es el del cardenal Herrera Oria, que permanece junto a la Catedral como una dignidad eclesiástica desconocida. El tiempo pasa y es necesario identificar a los homenajeados. Todo antes que convertirlos en perchas, aunque estén en inglés.