Tras muchos meses de denuncia, el Ayuntamiento continúa absorto sin atender el problema de los vecinos de una promoción municipal de viviendas.
En muchas ocasiones, el saber popular sigue un camino distinto al del diccionario. Según la RAE, un pazguato es la persona que se pasma y admira de lo que ve u oye. No hay que confundir con apazguado, que según el diccionario es la persona con quien se ha hecho las paces.
En Málaga, el vocabulario popular cuenta con la palabra apazguatao o apaguatao, y hace referencia a la persona absorta que no percibe lo que sucede en su entorno (un sinónimo malaguita, aunque pueda tener otro significado, sería atontolinao).
Y así, apaguatao, ven a nuestro Ayuntamiento los vecinos de 17 viviendas de promoción municipal de la calle San Félix Cantalicio, 6 en Capuchinos. Porque el Consistorio no reacciona ni a la de tres al problema que tienen desde que se inauguraron las viviendas en marzo del año pasado.
Se trata de un solar agreste que tienen enfrente, cercado por un muro, y por el que asoman plantas del tabaco, ricinos y ailantos, árboles y arbustos que están creciendo a una velocidad cien veces superior a la capacidad de reacción del Ayuntamiento, y que muy pronto toparán con sus viviendas.
Por cierto, un detalle menor, por esos arbolitos pasean como Pedro por su casa ratas de un tamaño y agilidad respetables, pero los vecinos ya reciben la visita de lagartijas, arañas y cucarachas.
Como recuerda Ana Rodríguez, una de las inquilinas sufridoras, el alcalde, Francisco de la Torre, que acudió a la inauguración de las viviendas, al conocer el problema le contestó que «A eso ya le daremos solución».
Año y medio después la solución no asoma por esta olvidada calle de Capuchinos. A lo largo de este año los vecinos, además de llamar en un par de ocasiones a este diario, han logrado aparecer en un par de cadenas de televisión pero el Ayuntamiento, como quien oye llover.
Ayer, por tercera vez en lo que va de año, el firmante fue a comprobar cómo sobrellevan el verano, pues tienen que vivir con las ventanas cerradas y ya han pedido presupuesto para acristalar el lavadero, donde ya ha entrado algún bicho.
Según la información de los inquilinos, se trata de un solar privado, pero en ese caso el Consistorio bien podía contactar con el propietario para obligarle a frenar la selva de arbustos o bien hacer una limpieza municipal y pasarle luego la factura.
La solución que aporta Jaime Igorra, marido de Ana, es que este solar rico en alimañas se transforme en un zona deportiva temporal del colegio Divina Pastora, que linda con él y que el año pasado tuvo que ser desratizado.
Para Ana, bastaría con que tras la poda del follaje y la limpieza echaran una capa de hormigón que impidiera que volviera este pequeño Amazonas. Mientras tanto, los incívicos volean la basura dentro del solar y hasta las cacas de los perros y el Ayuntamiento, ya saben: en este asunto sigue apaguatao. «A eso ya le daremos solución».
Tienen a su disposición una asociación de vecinos que gestiona problemas vecinales de Capuchinos, es normal que si van de independientes les hagan menos caso.
Pero así es Málaga….