Pese a una reciente limpieza con mangueras, abundan los gérmenes y sobre todo los agujeros impenetrables en los alcorques que causan caídas.
El saber popular futbolístico, el más extendido en nuestro país, sostiene que no hay enemigo pequeño, como muy bien comprobaron selecciones de postín al medirse con Islandia en la pasada Eurocopa.
En el modesto plano de la vida microscópica, los científicos no desdeñan el poder destructivo de organismos que portamos a diario y a millones en la suela de los zapatos. Por este motivo, se puso en contacto hace unos días con esta sección José Sánchez, un joven de 33 años comprometido con la limpieza en la plaza de la Luz, que parece que escasea de forma alarmante, hasta el punto de que, después de que la limpiaran hace unos días Parques y Jardines, apenas se nota la diferencia del antes y el después.
José achaca la falta de resultados a que se usó la manguera, pero no el cepillo y el jabón para arrancar la costra de porquería, en una plaza llena de jacarandas, mientras el espacio continúa invadido por manchas negras que no son otra cosa que chicles en proceso de fosilización.
Además, este vecino ha tenido que colocar algún cartón en los bancos para que las personas mayores se puedan sentar sin riesgo de visitar antes de tiempo la tintorería.
Pero si la manguera al menos hizo acto de presencia, en las aceras que rodean la plaza no cayó esa breva, denuncia José, mientras una comerciante recordaba ayer que barrenderos con agua y jabón sólo aparecen cuando se da alguna confluencia estelar especial.
La porquería incrustada es un problema pero más preocupante es la situación de los alcorques, igualados con el resto del piso de la plaza gracias a esa especie de grava compactada y permeable, pero de la que faltan algunos trozos en varios de ellos.
Como recuerda José Sánchez, Miguel, un vecino, tuvo la mala suerte de pisar en uno de estos alcorques sin completar y de la caída se rompió el húmero y tuvo que pedir la baja en su trabajo.
El accidente ocurrió hace tiempo. Más reciente fue la caída de José Castillo, que normalmente utiliza muletas y silla de ruedas para desplazarse. Ayer estaba descansando en un banco de la plaza de la Luz y como cuenta, se cayó al suelo al tropezar con el alcorque, «pero gracias a Dios no me pasó nada, pero me di un porrazo en la pierna». José, que tiene 71 años, pide al Ayuntamiento «que rellene bien los alcorques».
Recogió el guante ayer el director de Parques y Jardines, Javier Gutiérrez del Álamo, quien informó a este sección de que enviaría a personal para inspeccionar el estado de la zona, que cuenta con un parque infantil y como destaca José Sánchez, esto hace que haya muchos niños correteando por ella (y con riesgo de terminar como Ronaldo en la final de la Eurocopa, sólo que no llorarán de alegría).
Ya lo dice el saber popular: fútbol es fútbol. Y una plaza de Málaga debe ser una plaza… con todas sus comodidades pero lo primero de todo, limpia. Queda trabajo por hacer en La Luz.
Buenas con lo referido a la limpieza estoy de acuerdo con ese señor pero con lo que no estoy de acuerdo es precisamente que hable el de suciedad cuando todos los dias el y su familia dejan suciedad en el parque como latas de bebidas cascaras de pipas envases de chucherias etc y luego los alcorques de los arboles no se rompen solos lo que pasa que cuando los niños lo estan rompiendo echamos la vista hacia otro lado asin que como siempre es imposible buscar el equilibrio entre lo justo y lo injusto pero antes de protestas debiriamos vernos nosotros mismos.