El Cid Cabalga junto a San Miguel

12 Jul

Vuelven a aparecer escombros junto al lateral derecho del Cementerio de San Miguel, un terrizo mugriento que contrasta con el rehabilitado camposanto.

El pasado 31 de mayo, La Opinión acompañó a un sufrido vecino al lateral derecho del Cementerio de San Miguel, para conocer esta extensión de polvo y tierra por la que podrían cabalgar el Cid y sus hombres, pero aparcan coches, siempre que sorteen con fortuna algunos hierros misteriosamente clavados en el suelo y que dejan sus bajos para el arrastre.

Es curioso porque, este último sábado, como sabrán los lectores de este periódico, Eduardo Nieto, al frente de la empresa Eventos con Historia, ofreció una visita guiada teatralizada a lo largo del camposanto en la que no faltaron vestidos de época y hasta un Ford de 1925.

Tanto glamour contrastaba con el dichoso lateral. Precisamente la portada del periódico de papel del 31 de mayo mostraba una nada discreta montaña de escombros junto a la verja del cementerio, del que se veían los nichos restaurados.

Lo único que cambió el sábado fue la montaña de escombros, pues no se trataba de la misma del día 31 sino de otra montaña distinta, mucho más homogénea, con cascotes blancos muy andaluces. O ibicencos.

El caso es que no está yendo a la par la magnífica recuperación del Cementerio de San Miguel con su entorno y el problema es que el lateral izquierdo entra en la dudosa categoría de terrizo cochambroso.

Aparte de para aparcar coches, la única utilidad que tiene y no es muy provechosa, es la de contar las cacas de perro, que abundan más que las sombrillas en la playa.

El concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, informó en mayo que la zona estaba pendiente del desarrollo de un plan especial para ejecutar lo recogido por el PGOU, que es como decir que el asunto está «en lo alto la mesa». El futurible urbanístico de esta estepa mugrienta, coronada por un cerro aislado a su vez coronado por cacas caninas, es de lo más etéreo. El plan especial lo mismo se presenta esta tarde que dentro de cinco o siete años y mientras tanto, un Bien Interés Cultural como el camposanto tendrá esta polvorienta vecindad pero sobre todo los vecinos de los bloques cercanos, que están hartos de tanta suciedad.

En pocas ocasiones se demuestra tan bien que la maquinaria administrativa puede funcionar como un corsé en contra de los intereses generales. La solución más rápida y lógica sería la de extender una capita de hormigón, para acabar con la mugre y minimizar el número de deposiciones caninas y de escombros. La respuesta municipal, por contra, nos anima a confiar en la imprevisible burocracia y en los caprichos del mercado con este mensaje: algún día llegará un plan especial y todo cambiará. Mientras tanto, disfrutemos del espectáculo. Ya saben: polvo, sudor y hierro, el Cid cabalga… por estos inhóspitos andurriales malaguitas.

Urbanismo malaguita

A veces parece inspirarse en Gil, en realidad en Gila.

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