Los Cuadernos del Rebalaje de la ABJ rescatan la poco conocida visita de Maximiliano de Habsburgo y Carlota de Bélgica a Málaga en 1859.
El pasado invierno la asociación cultural Amigos de la Barca de Jábega (ABJ) dio a conocer en su revista trimestral Cuadernos del Relabaje el, para la mayoría, desconocidísimo viaje a Málaga del futuro emperador de México Maximiliano de Habsburgo y su mujer, Carlota de Bélgica. Se trata de sendos diarios de viaje de la pareja, que visitó nuestra ciudad en noviembre de 1859, aunque Maximiliano de Habsburgo ya había estado en Málaga a comienzos de esa década.
Gracias al antropólogo malagueño Alejandro Salafranca, residente en México, nos llegan estos textos de viaje enmarcados además en un magnífico estudio.
La pareja de futuros emperadores de México, él con 27 años y ella con 19, arribó a Málaga a bordo del vapor imperial Fantasie (eran hermano y cuñada, respectivamente, de Francisco José de Austria-Hungría).
La deliciosa descripción que de Málaga hace la princesa Carlota bebe de los tópicos románticos. De la ciudad le llama la atención la «alta catedral, las chimeneas de su industria», «el blanco faro» y «el palacio cuadrado del gobernador» (la Aduana). También le agrada el que Málaga no fuera una ciudad ruidosa como las de Sicilia o el norte de Italia, pero sobre todo le encantan los malagueños, y aquí empieza el desfile de tópicos: «Soberbios españoles de aire noble y fiero paseaban majestuosamente, tocados con pequeños sombreros con bordes de terciopelo negro y cubiertos con grandes capas echadas sobre los hombros».
Más que paseantes, parecen figurantes de la ópera Carmen, por eso no es extraño que la princesa atisbe en las celosías de los balcones a «bellas mujeres vestidas de seda negra con el velo, la mantilla y el abanico».
Los futuros emperadores visitaron la Catedral, la plaza del Obispo, y la Alameda, donde contemplaron la hoy apedreada fuente de Génova. Por la noche asistieron a una función en el Teatro Principal de calle Comedias, función que les defraudó y pasearon por la plaza de la Constitución, todavía con el edificio del Ayuntamiento de tiempos de los Habsburgo.
El diario de Maximiliano se detiene en una escapada realizada ese día al Retiro de Churriana, finca que él ya conocía de su primera visita a Málaga. La repetición de la visita no decepcionó al cuñado de la emperatriz Sissí, pues se mostró encandilado: «Buen Retiro es un palacio aéreo: allí, en la soledad, bajo la sombra de los árboles seculares, sumergido en un océano de flores y aromas, ve uno extendida a sus pies la hermosa tierra con todas su riquezas».
Muy mal le irían las cosas al matrimonio en su aventura mexicana: El emperador Maximiliano fue fusilado en 1867 en México y su mujer murió con la razón perdida en 1927 en su Bruselas natal. Aquel viaje de relax que incluyó Málaga fue uno de los últimos recuerdos felices que pudo tener su pareja. La ABJ los ha rescatado en una estupenda publicación. Felicidades.
Y digo yo,si nos visitó en 1859 y lo fusilaron en México en 1837;
mucho no disfrutaría no?
Gracias por avisar, errata corregida: Fue fusilado en 1867 y no en 1837 (dentro de lo malo, afortunadamente).