Al igual que Hacienda hace pública la lista de morosos, el Ayuntamiento debería hacer pública la lista de vándalos que cocean nuestro patrimonio.
Tratemos de ponernos en la mente del zoquete que, en un acto de emulación del simio que aparece en la película 2001, Una odisea del espacio, lanzó una piedra, en lugar de un hueso, para que impactara en la fuente más antigua de nuestra ciudad, de 1551, la fuente de Génova.
Tan antigua es, que aparece inmortalizada en uno de los famosos dibujos del artista de Amberes Anton van der Wyngaerde, cuando plasmó la ciudad pocos años después, en 1564, justo cuando una gran flota estaba a punto de zarpar para combatir en el Peñón de Vélez de la Gomera. Nada menos que 16.000 soldados que aparecen embarcando en la playa, junto a los muros de la Alcazaba.
Además de fotos generales de Málaga desde un punto de vista imposible (tendría que haberlas realizado desde un globo), dejó constancia de la plaza de la ciudad, con una fuente, cuenta la leyenda que italiana, que un mulo del siglo XXI ha tratado de hacer papilla a pedrada limpia.
Es la única explicación, aparte de la de alguna dosis etílica importante, para entender, que no justificar, la pedrada que, simbólicamente, el autor de la misma también se ha practicado en la mollera.
Como hace unos días comentaba el firmante en redes sociales, no ganamos para vándalos, por eso el Ayuntamiento se está planteando seriamente que en Málaga existan dos manquitas: además de la Catedral, la despojada mujer que acompaña el busto de Arturo Reyes, por desgracia tan presente en estas páginas por esa insistencia vandálica a dejarla manca.
La última vez que el Consistorio le colocó una prótesis fue días antes del Festival de Cine Español de Málaga, para que estuviera presentable durante el evento. Pero la mano de nuevo hizo mutis por el foro.
Otro hecho, no tan conocido, es lo que le ha ocurrido a otra fuente, la quinta en antigüedad en la ciudad pues es de 1790. Se trata de la Fuente de los Cristos de la calle del mismo nombre. Restaurada hace unos meses, le habían colocado unos caños de bronce. Pero fueron bastante pocos los malagueños que pudieron contemplar la fuente restaurada al cien por cien porque, 24 horas más tarde, algún borrico arrancó los caños, suponemos que para vender el material, con lo que causó además daños a este precioso monumento.
Como comentamos la semana pasada, la fuente de Génova ya sufrió hace años las caricias de un descerebrado seguidor del Real Madrid, que trepó por el monumento para colgarle una bufanda al águila que remata la estructura.
Al igual que Hacienda publica la lista de los morosos que más deben, sería interesante –si se conocieran sus identidades– que el Ayuntamiento de Málaga publicara una lista de todos los angelitos que, año tras año, cocean nuestro patrimonio histórico-artístico por los motivos más absurdos y, por descontado, totalmente innecesarios.
Lo mismo hasta se lo piensan antes de cocear.