Uno de los encargos menos glamurosos para un periodista se produce cuando se convoca una huelga de basura, pues debe comprobar in situ la acumulación de porquería en los diferentes barrios de Málaga.
Las rondas informativas que debe realizar tiene así consecuencias directas para su pituitaria, pero también para la piel y la ropa, que quedan impregnadas de recuerdos y olores, que sólo quita un lavado urgente, amén de la ducha de rigor.
Este año, el momento más pertinaz de la huelga, como ustedes imaginarán, la basura adquirió proporciones sólo comparables con los Picos de Europa. Uno de los sitios más afectados por la acumulación de bolsas se encontraba en la avenida que recuerda desde 1971 al ingeniero de los entonces servicios municipales de Aguas Manuel Gorría.
En esta zona el cerro más llamativo de bolsas era el que se acumulaba a la altura de una gran parcela, utilizada como aparcamiento, entre esta avenida, la avenida de los Pascueros y la calle Escritor Antonio Ramos. Se trata de un terrizo en forma de meseta que conecta en el lateral derecho, mediante una escalera, con los bloques de esta última calle.
En el momento de la huelga las bolsas rebosaban de los cuatro contenedores de este rincón y se extendían por las estribaciones de la meseta.
El problema es que, desconvocada la huelga de basura, continúa la querencia por almacenar porquería en esta esquina del terrizo. Una vista nada bucólica para quienes frecuentan esta avenida, que no es ni mucho menos de las más solitarias de Málaga.
El caso es que los detritus se desparraman y acumulan por esta ladera que da gusto. En el momento de darse una vuelta el firmante, la basura se encontraba en la fase del espurreo intenso y hasta se acumulaba una pieza que lo mismo pertenecía a una obra olvidada en una carretera que a un electrodoméstico o una caja de gran tamaño. Imposible analizar su procedencia a ojo de buen cubero, pero sí podemos concluir que quien lo depositó en esta parcela tiene unos hábitos cívicos bastante peculiares.
El problema es que todo apunta a que la parcela permanecerá así, como accidentado aparcamiento y basurero, hasta el fin de los tiempos o al menos hasta que se edifique.
Es lo mismo que le ocurrió a los vecinos de una enorme parcela-parking en la calle México, detrás de la avenida de Carlos de Haya. Para detener el avance de la polvareda y de la porquería los afectados plantaron un jardín-línea Maginot, pero la situación no mejoró de forma sustancial hasta que se edificó. Así que paciencia, que no resignación, y suerte.
Evidencia sonora
Los cohetes del sábado noche lanzados desde distintos puntos de Málaga desmienten la leyenda de que en esta ciudad todo el mundo es, exclusivamente, del equipo local.
¡¡¡Qué graciosillo eres Alfonso.