Unas fotografías puestas a la venta en internet nos muestran a un inusitado cronista de Málaga a carcajada limpia y riéndose de sí mismo.
Hace un par de semanas, una página de internet ofrecía un paquete de unas veinte fotografías antiguas con la particularidad de que muchas de ellas estaban protagonizadas por un insólito Narciso Díaz de Escovar hacia 1910.
Y lo de insólito viene porque el famoso cronista de Málaga, que da nombre a uno de los archivos más pateados por los investigadores, luce en muchas de estas instantáneas relajado y feliz. O más bien exultante, porque don Narciso, que aparece en muchas fotos acompañado por un grupo de personas, quizás sus familiares, aparece en otras en solitario riendo a mandíbula batiente o gesticulando.
Da la impresión de que a nuestro cronista el qué dirán le importa un pimiento morrón y por contra es la imagen de la felicidad desaforada. Y a uno le recuerdan estas placas fotográficas de gelatino-bromuro a esos bustos escultóricos que se exhiben en el Belvedere de Viena, realizados en el siglo XVIII por un artista de pronunciación harto complicada, Fran Xaver Messerschmidt, que modeló al mismo personaje, calvo y algo orondo, gesticulando como un poseso en 69 obras, casi todas diferentes.
Don Narciso se nos desvela en estas instantáneas de hace un siglo como un prohombre capaz de reírse de sí mismo, poseedor de un gran sentido del humor. Ojo con las personas sin sentido del humor porque algunas pueden salir rana –o borrico, como Donald Trump–. Imaginen un mundo en el que coincidan dos sosos sin escrúpulos como Trump y Putin, habría que ir preparando la colonización de nuevos planetas.
Por eso, un servidor ve con otros ojos la glorieta dedicada a Díaz de Escovar en el Parque, con su toque evocador del Parque Güell gracias a esos bancos ondulados y decorados con mosaicos. Lástima que no todas las macetas cilíndricas que coronan la obra tengan plantas (una de ellas conservaba a buen recaudo una importante cantidad de basura).
La zona, diseñada originalmente en los años 20 por el gran arquitector Daniel Rubio, fue conocida como la glorieta romana, sobre todo por esa fuente central adornada con faunos en la que puede leerse «Ayuntamiento Constitucional de Málaga». El visitante notará que el surtidor es de un blanco impoluto que contrasta con el resto, más apagado: Se añadió en la última remodelación del Parque. En realidad el modelo original fue copiado de fotos antiguas, porque durante años la fuente lució una taza más que fue eliminada.
En cuanto al busto de bronce de Don Narciso, de 1932, realizado en vida del homenajeado por Juan López, que firma Juan a secas, el pasado miércoles tenía un aspecto estupendo, libre de pintadas. Casi parecía recién inaugurado. Y uno se acerca esta obra de gran realismo en la que el cronista de Málaga parece vivo y da la impresión de que, en ese entorno exótico, arropado por bambúes, Don Narciso saca la lengua, guiña los ojos, abre la boca y suelta una carcajada que trasciende el tiempo. Después de contemplar sus fotografías más felices se le ve con otros ojos.