La placa de la asociación de vecinos que acompaña la Cruz del Molinillo se encuentra ilegible. Un nuevo hito de Málaga sin explicación alguna.
Los romanos eran expertos en ejecutar la damnatio memoriae o condena de la memoria. Los condenados por el Senado a esta pena eran borrados de inscripciones, imágenes y monumentos, ya fueran generales, emperadores caídos en desgracia o el sumsum corda.
Uno de los serial killers que con más alegría continuó con esta tradición fue José Stalin, quien además de eliminar físicamente a sus contendientes se encargaba de borrarlos de las fotografías, lo que lo convirtió en uno de los primeros expertos en pre-photoshop de la Historia.
En España la damnatio memoriae ha tenido innumerables modalidades, algunas con respaldo legislativo y otras no. En Málaga las modalidades más interesantes son las que o bien dejan que el paso del tiempo haga de las suyas y termine por borrar la inscripción conmemorativa o informativa o las que directamente no incluyen una placa identificativa del objeto instalado, en principio, para perpetuar su memoria. Esta situación inicial de carencia lo convierte al cabo de pocos años en un objeto no identificado, a pocos pasos de un OVNI.
Hay sin embargo pocos rincones de nuestra ciudad en el que estas dos modalidades malaguitas aparezcan representadas en un solo objeto. Uno de los más notorios es la Cruz del Molinillo, el símbolo del barrio que el saber popular conoce como El Molinillo.
Si se dan una vuelta por la rotondita de esta cruz descubrirán que la placa conmemorativa que luce ha sido borrada por el paso del tiempo. Fue colocada por una asociación de vecinos en tiempos de Celia Villalobos pero en la actualidad hay inscripciones sumerias mucho más legibles porque el sol la ha hecho desaparecer.
De lo que tampoco hay rastro es de la historia de la cruz y en cuanto a inscripciones, las únicas detectables son los grafitis que lucen dos de las tres piedras de molino, grafitis bastante veteranos por cierto. Así que, ahí tenemos a la Cruz del Molinillo, diminutivo que recuerda al último molino del Acueducto de San Telmo, convertido en objeto anónimo y bastante descuidado, aparte de que el ajardinamiento de la glorieta deja mucho que desear.
La placa que recordaba una mínima parte de su existencia ha sido borrada por el tiempo así que ahora mismo está a la misma altura que la máquina de vapor de la avenida de Andalucía, un artefacto ignoto porque los mendrugos de turno se olvidaron de la placa identificativa.
En esta situación se encuentran la mayoría de prensas hidráulicas, piedras de molino y viejos cacharros de todo pelaje distribuidos por glorietas, parques y rincones de media Málaga, así que la Cruz del Molinillo lo único que hace es sumarse a una larga tradición de ignorancia pública del pasado.
Que el símbolo del barrio sea en nuestros días un objeto desconocido dice mucho de la turbulenta situación en la que se encuentra la cultura española.