Con vistas al Festival del Cine el Ayuntamiento exhibe el lateral más mugriento de los cines Astoria y Victoria para alentar rodajes postindustriales.
En alguna ocasión la oficina encargada de coordinar y ayudar a los rodajes que se celebran en Málaga se ha puesto en contacto con esta sección. El motivo era que dábamos a conocer algún rincón de la sexta ciudad de España especialmente purulento, un agujero negro en la imagen moderna y aséptica que se pretende ofrecer en estos tiempos 2.0 pero que responde a la cruda realidad.
Al fin y al cabo, no todos los rodajes que se realizan en la Ciudad del Paraíso pretenden recrear el interior de un sanatorio suizo. Hacen falta también lugares en los que reflejar el caótico extrarradio, los bajos fondos.
No es ningún disparate que el director de la película o el del anuncio de televisión busque una especie de cutrerío postindustrial a medio camino entre Mad Max y Yo soy el vaquilla. Piensen si no en las películas de zombis. Estos seres tienen especial querencia por los sitios en los que jamás entraría Don Limpio. Porque no es lo mismo que uno de estos seres te ataque en un rincón oscuro y puerco de Málaga que en el Salón de los Espejos del Ayuntamiento.
Por eso mismo, da la impresión de que, ahora que disfrutamos del Festival de Cine Español, nuestro Consistorio ha querido mostrar todas las caras de la ciudad para que los cineastas congregados tengan clara nuestra oferta. Y para evitar que se desplacen a sitios mugrientos excesivamente alejados del cogollo festivalero, ha querido ofrecer una muestra en el mismo Centro Histórico. Tan céntrico es el emplazamiento que hablamos de un lateral de la plaza de la Merced.
Nos referimos al edificio de los cines Astoria y Victoria, cuyo lateral izquierdo, el que da a la plaza, simboliza todo lo que en lenguaje cinematográfico quiere decir la expresión «barrio del Bronx».
Y así, en unos pocos metros, el visitante se topa con una esquina descascarillada, cerca de una decena de contenedores, anuncios del año de la polka, pintadas gigantes, chapas de madera en diferentes estado de mugre y descomposición así como con una puerta metálica reconvertida en campo de experimentación del grafitero.
Quizás el paseante que no esté en el mundillo del cine concluya que, dado que el edificio es municipal, el Ayuntamiento se podía haber gastado unos cuartos, no ya en colocar una lona como la que cubre la fachada principal con el anuncio de rehabilitación de la plaza de la Merced sino en una manita de pintura que tampoco descabalgaría los presupuestos.
Pues está muy equivocado porque el lateral mugriento es un photocall de esa Málaga alejada del Centro que esconde rincones a los que no llegan los concejales y que lo mismo es de utilidad para rodar El Lute 3 que para ambientar un capítulo de Vis a Vis o un falso documental de Michael Moore sobre la decadencia de Detroit. Málaga lo mismo sirve para un roto que para un descosido. En la plaza de la Merced tienen la prueba.
Es una vergüenza que el ayuntamiento no cuide al menos el centro de la ciudad, porque es la imagen que se da a los turista.
Está muy mal que no se cuide los barrios de la ciudad pero peor es no cuidar el centro.