El parque del Agua y las piedras de los Larios

17 Mar

Junto a la sede de Emasa, el llamado parque del Agua ofrece vistas impagables de Olletas y conserva los olvidados restos de la mansión de los Larios.

Hace cosa de un año el Parque del Agua se convirtió en noticia porque era uno de los sitios que el Ayuntamiento barajaba para instalar el parque canino de Olletas, que molestaba a los vecinos del entorno por el trasiego continuo de perros.

Dejando a un lado este problema, el parque canino en el parque del Agua se descartó porque no cabía. Y es una pena porque los perros habrían salido de esta experiencia sanos y muy fortalecidos y eso sí, con la lengua fuera, porque el parque es una profunda cuesta que comunica el Camino del Colmenar, a la altura de la avenida Manuel Gorría, con lo que ya parecen las primeras estribaciones de los Montes de Málaga, aunque hoy estén muy dentro del casco urbano.

El parque del Agua, desde luego, es para hacer ejercicio y recrearse con las vistas más que para disfrutar de su variedad botánica y los dones de la Naturaleza. Se ve que fue una zona verde acondicionada deprisa y corriendo o al menos con poco dinero, como lo atestigua la presencia de tantos brachichiton, estos árboles de crecimiento rápido que ni fu ni fa y que se dan tan bien en las ciudades. Puede que algún poeta desnortado haya dedicado versos al brachichiton, cuyos ejemplares más lustrosos se encuentran en la calle Córdoba, pero no parece que en España abunden los ripios dedicados a este árbol australiano.

Lo que no tiene mucho sentido es que, como ballenas blancas varadas en la playa, este parque conserve desperdigados a la entrada los restos del vano y las jambas de la puerta principal de la mansión de los Larios, incendiada primero y mucho después demolida para construir el insulso mamotreto de La Equitativa.

El resto de las piedras forman parte de la fuente de la plaza de las Flores, pero las que dormitan en este parque se encuentran pintarrajeadas y pocos son los que conocen su origen por la falta de un cartelito informativo. En ese sentido, correrán el mismo destino que la máquina de vapor de la Avenida de Andalucía: el olvido.

El paseante tiene la opción de subir al segundo nivel del parque por unas escaleras que alguna vez en esta sección hemos comparado con las de Odessa en El Acorazado Potemkin o bien echar mano de una suave cuesta con vistas a los terrenos de Emasa y como telón de fondo Olletas y la torre de la Catedral que parece ponerse de puntillas para destacar entre el mar de bloques y antenas.

Arriba nos aguardan pistas deportivas, pinos, falsos pimenteros y cipreses. Y también asoma un discreto camino de tierra jalonado por pintadas que llega hasta la salida, donde comienzan a intuirse los Montes.

El parque del Agua no es comparable con los Jardines Colgantes de Babilonia, pero las vistas de la ciudad y la presencia de estas ignotas piedras de los Larios son dos motivos para visitarla y, queramos o no, hacer piernas con tanta cuesta.

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