Entre Carranque y la avenida de Carlos de Haya un parque ha superado el bochorno administrativo de estar mantenido sólo a medias. Hoy se exhibe sin medias tintas.
Hace unos años esta sección dio a conocer una situación administrativa digna de aparecer en el famoso libro Celtiberia show, del desaparecido Luis Carandell, y que sólo superó en surrealismo a la conjunción de grandes cerebros de varias administraciones que hizo posible los chiringuitos ciclópeos de La Caleta y La Malagueta.
Hablamos de una zona verde que asoma a la avenida Carlos de Haya, en la acera opuesta al Parque del Norte, y muy próxima a él. En realidad se adentra por la calle Conde de Cheste y da a la calle Virgen de las Flores, desde la que ya es posible ver con claridad, gracias a la sucesión de casas mata, la torre de esa auténtica catedral de barrio que es San José Obrero, en mitad de Carranque.
Este parque, de poca extensión, llegó a estar literalmente semicuidado. Una empresa adjudicataria del mantenimiento se encargaba de cuidar la mitad, así que la otra mitad lucía con hojarasca y sin una poda que llevarse a la boca. El firmante habló con uno de los jardineros, que confirmó la hazaña. Y todo hay que decir que al poco tiempo el Ayuntamiento corrigió la situación y el parque empezó a mantenerse al completo por una misma empresa. Sin medias tintas.
Así que el jardín ya es otro. Quizá haya dos Españas pero al menos no hay dos parques en este rincón vecino de Carranque. Es una zona modesta pero prometedora, con una primera parte de senderos y otra en la que nos topamos con un parque infantil muy digno y una construcción cibernética justo enfrente. Cibernética porque recuerda a alguna estructura robótica lo que no deja de ser una pérgola desestructurada que, fiel a la desnortada tradición malaguita, no soporta ninguna enredadera que regale sombra. Y a gusto que se habrá quedado el diseñador del parque.
Donde abunda la sombra es en la zona que da la calle Virgen de las Flores ya que se ha plantado un paseo de ficus ya de copa frondosa. Para que se hagan una idea estamos enfrente del campo de fútbol del Malaka. Por cierto que algún seguidor de Battiato, descontento quizás con los primitivos mensajes de la mayoría de las pintadas callejeras, ha escrito en una pared junto a los ficus: «Disonancia activa» y «Cacofonía eterna». Para que luego digan que los realitys de televisión comen el cerebro a los españolitos.
Y además de los ficus, en estos días ventosos y fríos contrasta el fulgor de la tecoma, un arbolito de flores amarillas de la familia de las bignonias que da color al invierno.
Lástima que una hilera completa de otros árboles vecinos, desnudos de hojas y por tanto irreconocibles para un servidor, exhiben en sus troncos, atados con celofán, el anuncio de un espectáculo de Disney. No parece que haya prisa en retirarlos porque el espectáculo estaba anunciado para el domingo 18 de octubre de 2015. Las cosas que pasan cuando dos mitades de una misma cosa se fusionan. Ahí tenemos, sin ir más lejos, la reunificación alemana. Buena semana.