Quizás muchos malagueños no sepan el por qué de algunos nombres en ciertos barrios de Málaga, que no responden a una decisión municipal aleatoria. Y así, parece que la presencia de tantas calles con apellidos de músicos en la barriada de La Paz se debe a la afición por la música clásica de don Juan de la Rosa, el máximo responsable de la Caja de Ahorros de Ronda, que levantó la barriada.
Ayer, La Opinión recogió la petición de cerca de 200 mayores del barrio de Nueva Málaga, que solicitan una sede para sus actividades. Entre ellos había vecinos veteranos como Rafael Márquez, que lleva unos 45 años en el barrio y que, literalmente, lo ha visto crecer. Ha sido Rafael el que ha comentado al firmante la historia del barrio, que guarda relación directa con sus calles.
Y así, todavía quedan muchos vecinos que fueron estafados por la constructora valenciana Nueva Esperanza, a la que a mediados de los 60 pagaban al mes 50, 60 ó 100 pesetas con vistas a que construyera la barriada, pero esos pisos nunca llegaron. Fue un auténtico escándalo que estalló en 1967, en la última etapa del Franquismo. Los afectados por la maniobra choricera empezaron a salir como setas, no sólo en Málaga sino también en Sevilla, Madrid, Barcelona, Alicante o Valencia, entre otras provincias.
El pufo fue tan grande que se tardó nueve años en celebrar el juicio en la Audiencia Provincial de Madrid, que tuvo lugar en 1976. De hecho, el sumario del caso se aproximó a los 3o0.000 folios. En Málaga, en esos años, se constituyó la cooperativa Nueva Málaga, que pudo construir por fin el barrio sin sobresaltos. Una de las calles principales lleva el nombre del magistrado de Valencia Salvador Barberá, que fue designado por el Tribunal Supremo juez especial del caso, con jurisdicción nacional.
De fiscal actuó el valenciano Enrique Beltrán, que llegaría a ser fiscal del TSJA de la Comunidad Valenciana, jubilado hace unos años y que se encargó del caso del crimen de Alcácer (o Alcásser). Fiscal Enrique Beltrán es otra de las calles del barrio.
Pero en Nueva Málaga también se recuerda con una calle al Ministerio de la Vivienda, por la ayuda que prestó a los afectados así como al concejal de Urbanismo de la Málaga de entonces, Peña Abizanda, quien colaboró bastante, así que también hay una calle Concejal Peña Abizanda.
En la actual época de corrupción masiva resulta curioso recordar que en Málaga hay un barrio que desde hace 40 años honra a los defensores de este gigantesca estafa constructora, paradójicamente surgida en Valencia, que hoy vuelve a aparece en los telediarios y no por las fallas.
De los 27 procesados por el timo de Nueva Esperanza sólo cuatro prendas fueron condenados a penas de entre 7 y 11 años de cárcel. En el callejero de Málaga ha quedado la huella indirecta de uno de los primeros escándalos del ladrillo, un sector que nos daría muchas alegrías pero también días de gloria.