Ni la presión urbanística ni la ausencia del catálogo de edificios protegidos del PGOU impide seguir en pie a un precioso grupo de viviendas en el Camino deSuárez.
Ayer hablamos de la situación de paralís administrativa en la que se encuentran los olvidados pecios del Convento de la Trinidad, el Colegio de San Agustín y el edificio de los cines Astoria y Victoria, símbolos del pellerío institucional que en ocasiones envuelve y acogota a todas las administraciones, ya sean autonómica, central o local, pues de este mal nadie se libra. Por otro lado, recordemos que la Diputación acordó hace 13 años, todavía en tiempos de vacas gordas, restaurar la alcubilla principal del Acueducto de San Telmo de la calle Refino, que no tiene las hechuras del Titanic y en todo este periodo no ha encontrado tiempo ni dinero para cumplir su promesa.
Para olvidar estos ejemplos de fracaso colectivo por encima de partidos e ideologías esta sección se dio hace unos días una vuelta por un auténtico prodigio.
Alguna vez hemos hablado de ella, se trata de una manzana de casas mata en una de las zonas de mayor desmadre urbanístico de Málaga, que es como decir una de las zonas con más casinos de Las Vegas, ya que va en el ADN local.
Hablamos del Camino de Suárez y el prodigio es doble porque, además de resistir el paso del tiempo sin caer en la tentación de la demolición, ninguna casa de esta manzana se encuentra en el raquítico catálogo de edificios protegidos del PGOU, que en cada nueva entrega parece querer ahorrar papel e incluir sólo lo obvio (en ese sector, únicamente el Hospital Civil, el asilo de los Ángeles y el instituto de Martiricos).
La manzana se encuentra en el cruce del Camino de Suárez con las calles Blas de Lezo y Eugenio Gross, aunque a la casa que hace esquina le han adherido un adefesio comercial (esperemos que de quita y pon). Se trata de un precioso conjunto de diez viviendas que parecen construidas en los años 20 ó 30 del siglo pasado, todavía con cubiertas de tejas tradicionales, con llamativas florituras ornamentales pintadas en la fachada y que enmarcan la parte superior de las ventanas, mientras que las puertas están rodeadas de un marco de ladrillo visto que forma un arco.
Entre las viviendas cinco y seis hay una hornacina acristalada, con el cuerpo de ladrillo visto y la imagen de una Virgen.
Hablamos de los tejados, y no hay que dejar pasar los aleros adornados por rombos y con pequeños soportes de madera. La parte posterior de la manzana, la que da a las calles San Vicente Ferrer y Filipinas, cuenta con viviendas más modestas pero también con encanto y que parecen formar parte de la misma unidad.
En resumen, una preciosidad intacta en Málaga a pesar de todo lo que ha caído e inexplicablemente ausente de la lista de edificios protegidos del PGOU (aunque algo así tampoco resulta una sorpresa).
Remedio
Si todos los correos que nos informan de que hemos ganado la lotería fueran ciertos, mañana mismo podríamos comprar a tocateja el Málaga C.F. y evitar así la insana tradición de vender a medio equipo cada temporada.
Querido Alfonso me conoces fui el conserje del colegio de la plaza (La normal o La Aneja) hoy practicas nº1 me hicistes algun que otro reporte.Leo tu reportaje sobre las casas del inicio del Camino Suarez, soy vacino vivo en E. Gross lindando con estas casitas matas,mi comentario como perteneciente ala plataforma NO AL TRANVIA .Estoy orrorizado pues lo que le fataba a esta manzana es la parada del tranvia delantede las casa.Si necesitas una informacion exautiba localizame estoy a tu dis posicio
Otra vez te felicito por tu artículo y tu ojo clínico -valga el símil aquí – para ver esta ciudad, Alfonso.
Y me digo de paso : a lo mejor, o quién sabe si «a lo peor», el hecho de no estar declaradas como edificios a proteger es, precisamente, lo que las protege.
En mis años de profesor del IES Pablo Picasso, pasaba a diario por esas casas, y siempre me daban una sana envidia. En el sentido de «¡quién tuviera una casita de esas hechuras!»
Un cordial abrazo, Alfonso.