Un conocido artista malagueño narra la sorpresa que le supuso encontrarse en un chalé de la provincia de Barcelona con un hecho diferencial malaguita.
La historia de hoy la cuenta en buena parte un conocido artista malagueño con lazos profesionales con Barcelona, pero antes de entrar de lleno en la anécdota, habrá que viajar a los años 60 y 70 del siglo pasado, cuando la Prolongación de la Alameda estaba en plena ebullición con la demolición previa de buena parte del barrio del Perchel, del que hoy sólo nos quedan algunos reductos como la calle Ancha del Carmen o el Llano de Doña Trinidad.
En esos años de gran transformación urbana, de gestación de la futura avenida de Andalucía y su entorno, hubo un malagueño empeñado en preservar el mayor número de elementos valiosos de esas casas desvencijadas a punto de convertirse en un amasijo de hierros. Se trató de Baltasar Peña, quien fuera presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo y presidente de la Diputación, bajo cuyo mandato se creó la Caja de Ahorros Provincial de Málaga.
Fue precisamente esta caja la que compró el Hotel Miramar a mediados de los 70 y eso hizo posible que en los bajos del antiguo establecimiento almacenara durante unos años todo lo que de valioso pudo rescatar de esas demoliciones, como columnas, escudos o hierros artísticos. Uno de estos escudos, por cierto, era el que presidía el arco de la desaparecida calle Arco y que se encuentra a salvo en el Museo de Artes Populares, gracias a las gestiones que en su día realizó Lorenzo Salcedo, como informa el colectivo Málaga Monumental.
Con este panorama de casas a punto de ser demolidas y el rescate de elementos patrimoniales de interés, habrá que deducir que no todo en El Perchel se salvó pero también que no todo desapareció bajo la famosa piqueta. Y aquí entra en escena este artista malagueño, que hace unos años, de visita en un lujoso chalé de la urbanización Bellaterra, por donde tiene el campus la Universidad Autónoma de Barcelona, descubrió en el enorme jardín del chalé, en una pequeña elevación, cuatro columnas sin nada que soportar.
Intrigado por las columnas en mitad del jardín, preguntó al propietario por su origen y significado, y este le explicó que simbolizaban las cuatro barras del escudo de Cataluña que según la leyenda, Wifredo el Velloso creó con sus cuatro dedos manchados en sangre.
Otra cosa es que la leyenda sea algo más que eso, pues como recuerda el historiador Jordi Gracia en un reciente libro, el escudo se habría creado tres siglos antes de inventarse los escudos; pero lo realmente curioso es que el propietario del hito patriótico le confesó que en realidad las cuatro columnas provenían del barrio del Perchel de Málaga y que viajaron hasta Barcelona en una cámara frigorífica.
Y aquí tienen la paradoja de estas columnas percheleras, extraidas de un barrio que se perdía a ojos vista, reconvertidas en símbolo del catalanismo ostentóreo en un chalé de la provincia de Barcelona. Un hecho diferencial cien por cien malaguita.
De que nos extrañamos si hasta la Sárdana otro hecho diferencial,baile por antonomasia catalán,fue inventada en 1817 por Pep Ventura …un tal José nacido en Alcalá Real(Jaén) e hijo de un comandante del Ejército español.Otro mito más que no se corresponde con la realidad.Así son las cosas mucha veces debajo de un mito hay otra realidad.
Para hechos diferenciales el pueblo andaluz,crisol de culturas forjadas bajo el sol de nuestra tierra.