La anunciada limpieza diaria del Monte Gibralfaro, incluidos los fines de semana, puede acabar con años de abandono, en especial en el promontorio botellonero.
Según cuentan algunos seguidores del concurso, en el reality de televisión Gran Hermano VIP el futurólogo Rappel está fallando más que una escopeta de feria en lo que a predicciones de la propia competición se refiere.
Y es una pena porque, de haber tenido más ojo y sin necesidad de echar las cartas, el de las túnicas indescriptibles habría podido toparse en la misma ciudad de Málaga con un rincón en el que todas sus predicciones se habrían hecho realidad de manera impepinable.
Hablamos, cómo no, del Monte de Gibralfaro, un pequeño bosque en el corazón de la Ciudad del Paraíso en el que no hace falta ser Nostradamus para predecir, un día sí y otro también, basura en cantidades respetables.
Como sabrán muchos lectores, esta sección lleva años denunciando las semanas que la basura suele permanecer en el monte en estado presencial, porque nadie la recoge. Hablamos sobre todo del lugar más sucio de todos, la primera estribación del monte nada más subir por la cuesta de la calle Mundo Nuevo y torcer suavemente a la derecha. Se trata de un promontorio botellonero de fácil acceso y el más próxima al Centro, con una basura que termina siendo voleada por el viento hasta el pie de la muralla de la coracha terrestre.
El pasado verano, en concreto el 17 de julio de 2015, el firmante reprodujo por esos andurriales la fotografía de una irónica página de periódico suelta, junto a un bolso posiblemente robado, que rezaba en inglés: «Todo el mundo está hablando de Málaga».
Más de dos meses más tarde, en concreto el 24 de septiembre de 2015 y esta vez dentro de una bolsa de plástico, en la misma zona se encontraba esa hoja de periódico, algo más pocha por el paso del tiempo, prueba evidente de que el promontorio del botellón llevaba más de dos meses sin limpiarse.
Y luego, claro, está el peligro permanente de incendio, nada relativo en este rincón de Gibralfaro, por la persistencia de tantas botellas desperdigadas por el monte, algunas de ellas convertidas en un microcosmos vandálico de cristales rotos, que hace que cuando pega el sol el suelo refulge en mil y un preocupantes destellos.
Por fin, parece que el Ayuntamiento ha cogido el toro por los cuernos y si el año pasado se aprobó el plan especial del monte, esta semana el Consistorio ha convocado entre otros un concurso específico (pero ojo, nada que ver con GH VIP) para asegurar la limpieza diaria del Monte Gibralfaro, lo que incluye los fines de semana.
Si esto se lleva a efecto y los barrenderos acceden al foco más persistente de porquería con sólo subir unos metros, este problema habrá encontrado una pronta solución. En todo caso esta sección seguirá alerta. Eso sí, se alegrará la primera si la predicción más obvia de Gibralfaro, su perenne suciedad, termina siendo la metedura de pata de un futurólogo. Suerte y a combatir a los vándalos con multas, guantes, recogedores y escobas.