Renovada en abril de 2015 por grafiteros y colegios, la trinitaria plaza del doctor Vargas-Machuca sigue siendo cita obligada de botelloneros sin modales.
En abril del año pasado se celebró en la plaza Doctor Vargas-Machuca, la que hay justo detrás del mercado de Bailén, sobre el parking del mercado, un encuentro intercultural e intergeneracional para los vecinos del distrito de Bailén-Miraflores, un proyecto de la Caixa para toda España.
Entre los frutos de esta jornada quedó el adecentamiento de la alicaída plaza, pues participaron buena parte de los colegios del distrito en un concurso organizado por la Red de Intercentros del Programa Escuela Espacio de Paz y profesionales grafiteros.
Lo que antes era un espacio degradado, con pintadas de alto tono intelectual como «those fucking cups cant with me» o «Celia la Escosía» comienza hoy con una cuesta multicolor, con grafitis artísticos a los lados realizados por alumnos de colegios como San José Obrero, Manuel Siurot o el instituto Carlino que lanzan un mensaje universal para frenar y corregir a cabestros de toda condición: paz, respeto, tolerancia.
Y ya en la plaza, con vistas a la torre de la Catedral y a la de la iglesia de San Pablo, preside la estancia a cielo abierto el enorme mural de un bosque plagado de personajes de dibujos animados, así como consignas vecinales como «Descubre el tesoro de tu distrito, cambia el chip» o «Abramos las puertas, que fluya la cultura» en unos muretes que antes exhibían símbolos fálicos.
Sin embargo, y como conocen los antropólogos y muchos vecinos de nuestra ciudad, es harto complicado que un homínido malaguita cambie el chip, así por las buenas y en cuanto a que por su ser fluya la cultura, se trata de un proceso a largo plazo que requiere interés y tesón por parte del organismo pluricelular.
Por todo ello y aunque la plaza es otra desde la reforma intercultural del pasado mes de abril, nuestros mamíferos bípedos continúan comportándose de una forma bastante alejada de la etiqueta de la corte de los Austrias. El pasado lunes, en una visita mañanera de esta sección, un barrendero de Limasa recogía grandes cantidades de botellas, muchas de ellas destrozadas contra el suelo, algo que causa heridas en las patas a los perros que se atreven a pasear por estas alturas de la Trinidad.
Y desde luego que pasean, además con sus dueños. Algunos de estos dueños merecerían acudir a clases de educación canina como las que imparte el mexicano César Millán, pues el parque infantil está cuajado de deposiciones, un detalle que lo convierte en uno de los más solitarios de Málaga.
Completan el paisaje de vandalismo las grandes manchas oscuras que parten de los postes de este tejado. A no ser que se trate de una raza gigante de gran danés, son los restos de meadas humanas, con perdón.
La renovada plaza Doctor Vargas-Machuca está preciosa pero el ganado que consume alcohol en ella es el problema. En vez de ginebra que ingieran tolerancia y educación. Suerte.