La Agrupación de Cofradías ignora la última entrega de La Guerra de las Galaxias y rebaja el tamaño del artefacto-pantalla de la plaza de la Constitución.
En Estados Unidos Donald Trump sigue demostrando que se puede aspirar a liderar el país más poderoso del mundo siendo intelectualmente una acémila; en Cataluña, el doble de Andreu Buenafuente prosigue –impasible el ademán y por rutas imperiales– con la forja de una aldea identitaria que expulsaría del acerbo cultural de los catalanes a mindundis de la talla de Velázquez, Lorca, Machado, Picasso, Quevedo o Valle-Inclán y mientras, en Venezuela el inmaduro que habla con los pajaritos continúa con su telenovela de dictadores…
Menos mal que a un servidor le queda el consuelo anunciado hace unos días por la Agrupación de Cofradías de Málaga: para la próxima Semana Santa piensa reducir el tamaño de su Estrella de la Muerte.
Aunque no lo parezca, en una ciudad tan desaforada y desproporcionada como Málaga, capaz de admitir en su seno el hotel Málaga Palacio y un bloque ilegal en las faldas de Gibralfaro, cada vez son más los amantes de las proporciones.
Para todos ellos se trata de una gratísima noticia y puede que hasta marque el final de la larga etapa de estructuras ciclópeas locales, desde los nuevos chiringuitos de la Malagueta a las sedes oficiales que se confundían con terminales de aeropuertos y, por supuesto, la Estrella (cofrade) de la Muerte de la plaza de la Constitución.
Porque la agrupación, en un gesto de cordura que le honra, ha anunciado que sustituirá la construcción galáctica –también llamada en algunos círculos tribuna oficial de Semana Santa– por algo menos ostentóreo. En total, la estación espacial, orgullo de Darth Vader, pasará de medir 9 metros de altura a tener 6.
La decisión es especialmente meritoria en el contexto cinematográfico actual, pues muchos ya sabrán que en la séptima parte de La Guerra de las Galaxias, El despertar de la fuerza, aparece una Estrella de la Muerte bastante más grande que la original del episodio cuarto.
Que los nuevos dirigentes de la agrupación no hayan seguido la estela que marca la saga de George Lucas y no hayan promovido una tribuna que termine por anular lo poco que queda de la plaza de la Constitución e incluso que se expanda por alguna calle adyacente, como el proyectado hotel de Moneo, es algo que les dignifica.
Pero este camino de regreso a la cordura cofrade no concluye aquí. Taponar la plaza de la Constitución con una tribuna que sólo se llena de higos a brevas (legionarias) a lo largo de la Semana Santa sigue siendo una exageración y una mala imagen para nuestra ciudad.
De cualquier forma, hay que felicitar a la agrupación por esta apuesta por la moderación galáctica que, quién sabe, puede incluso que ya esté influyendo en los guionistas que preparan el episodio octavo de la saga. Si los espectadores nos topamos con una tercera Estrella de la Muerte un poco más discretita que la otras dos ya saben a quién hay que dar las gracias.
Genial opinión y buen ejemplo que la fuerza te acompañe amigo!