El veterano fenómeno del chorrito del Carpena

19 Ene

Aficionados del Unicaja que acuden al Martín Carpena señalan la existencia de un pertinaz chorrito de agua en los jardines del Palacio de los Deportes.

Moby Dick es, junto a Ulises, una de las novelas más mencionadas de la Literatura y a la vez de las menos leídas, quizás porque el lector espera acción a raudales y salpicaduras de la mar salada y se topa con densos parlamentos por los que cuesta navegar.

En todo caso, en la imaginación popular ha quedado para siempre la imagen de la gran ballena blanca, pero también Gregory Peck con la mirada perdida de todo fundamentalista (véase también al ceporro de Donald Trump) y la frase por antonomasia, «por allí sopla», cuando el vigía descubre la «joroba como un monte nevado» de la perseguida ballena.

Lo mismo podemos decir de un fenómeno acuático que persiste en las inmediaciones del palacio de deportes José María Martín Carpena. Pero también se puede comparar este fenómeno con el famoso chorro de agua que surge de las entrañas del lago Lemán y da fama a Ginebra (su autor, por cierto, fue un ingeniero español o eso al menos contaba su hija hace 20 años).

En Málaga, sin llegar a las dimensiones casi de superproducción de Bronson del chorro de agua de Ginebra, contamos en el palacio de los deportes con «el chorrito del Carpena». Se trata de un chorro bastante digno de agua que eleva su dignidad a una altura casi simbólica en los jardines que rodean el Palacio de los Deportes.

Las versiones sobre la veteranía del chorrito son dispares porque mientras algunos testigos, abonados de Unicaja hablan de que lleva así, soplando, desde que empezó la temporada deportiva, otros circunscriben el fenómeno a los dos últimos meses. De cualquier modo, tiempo más que suficiente para que alrededor se haya formado un respetable charco y una extensión de tierra cuasi pantanosa.

Tanto está durando el chorrito que se encuentra en un punto crucial de su existencia, pues puede pasar de avería no detectada –pese al tiempo transcurrido– a tradición del lugar que busca ya asentarse.

Si llegáramos a este último punto sería cuestión de regular el fenómeno para que no supusiera un derroche absurdo. Para estos casos lo mejor sería un pequeño circuito de agua, como el que aplican los belenistas a sus nacimientos.

Para quien quiera visitar esta maravilla artificial, se encuentra en la calle Miguel Mérida Nicolich, en el camino que lleva a la explanada grande del aparcamiento. Y si el Ayuntamiento quiere examinarlo ya sabe, «por allí sopla».

El almencino

Una de las visitas que el año pasado organizó la Asociación de Amigos de la Concepción fue a la Catedral de Málaga, en la compañía de la catedrática de Historia del Arte Rosario Camacho. Como curiosidad, incluyó una disertación sobre el almencino centenario del Sagrario, el que monta guardia junto al monumento a la Virgen de la Victoria.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.