En una imagen casi insólita el grupo escultórico de Arturo Reyes luce casi completo, con la gitanilla libre de vándalos y por tanto con las dos manos.
Los seguidores de La Guerra de las Galaxias sabrán que la película El Imperio Contraataca termina como el rosario de la aurora, con el dueño del Halcón Milenario en una especie de congelador a perpetuidad y Luke Skywalker manco como Valle-Inclán, además del mal rato al conocer la identidad de su padre, que no es precisamente un pacifista hippy.
A una escala mucho menos planetaria un servidor encuentra modestos paralelismos con el monumento escultórico al escritor malagueño Arturo Reyes, al final (o al comienzo) del Parque de Málaga, junto al hotel-pantalla Málaga Palacio. Desde hace años algunos Darth Vader de pacotilla se empeñan en cortarle la mano de forma cíclica a la escultura de la gitanilla que acompaña al autor (el grupo es obra de Adrián Risueño).
Se trata de un acto de vandalismo del que hemos hablado en varias ocasiones por lo llamativo: No deja de producirse en un entorno que debería ser de los más vigilados de nuestra ciudad.
Tantas veces se produjo la extracción y robo de la mano derecha de la pobre joven, que el Ayuntamiento, harto de reponer la pieza, estuvo más de un año sin colocarle una nueva.
La escultura original lucía además una flor en la mano, esta pieza artístico-botánica sí que vuela rápido, pese a que el Consistorio cuenta con flores sustitutas hechas de una especie de pasta. Por eso lo normal es que la gitanilla, uno de los personajes de las novelas de Reyes, luzca una flor de pacífico que algunos turistas arrancan de las proximidades y que colocan a la mujer en la mano, aunque también ha portado claveles.
Este arranque de año, después de celebrar el aumento gradual de la luz hasta el próximo solsticio de verano, coincide con la insólita y luminosa escena de un conjunto escultórico casi completo, salvo por la flor. Confiemos en que la llegada del malvado cabezón, ese ser con el alma en tinieblas y una metafórica espada láser roja, se retrase lo máximo posible.
La gitanilla de Arturo Reyes, como Luke Skywalker, merecen un poco de respiro y en el caso del monumento malagueño con más razón pues no cuenta con rebeldes ni con caballeros jedis que se opongan a los homínidos vándalos de nuestro planeta malaguita. Y lo peor de todo, que en estos casos la Fuerza (de la ley) no siempre hace acto de presencia.
Las dos embajadoras
Ediciones del Genal, de la librería Proteo, acaba de publicar un libro curiosísimo. Se trata de una biografía sobre la ministra en el primer gobierno de Lenin y embajadora soviética Alejandra Kollontai (así se titula).
La autora de la biografía es la malagueña Isabel Oyarzábal, primera mujer en la Embajada de España en Suecia y que conoció a su biografiada en ese país, donde era embajadora de Rusia. Sobre esta malagueña la profesora de Literatura Española de la UMA Amparo Quiles publicó en 2013 la recopilación de artículos Isabel Oyarzábal, Mujer, voto y libertad.