El depósito de agua del puerto y otras historias

9 Ene

La Asociación en Defensa del Patrimonio Industrial quiere salvar el antiguo depósito de agua del tren del puerto, en una zona de alta sensibilidad inmobiliaria.

En las primeras dos décadas del siglo XX el puerto de Málaga carecía de grúas modernas. Subsistía con cuatro cascajos para salir del paso. Y no hay que buscar la explicación en la filoxera, que es lo que se suele esgrimir para justificar cualquier catástrofe de nuestro pasado más o menos reciente.

No, no fue la filoxera. Como explicaba a este cronista un historiador malagueño hace unos días, fueron los cargadores del puerto, temerosos de que la novedad técnica les quitara trabajo los que más se resistieron a la llegada de nuevos equipamientos. Por este motivo durante la Guerra de Melilla, a la hora del embarque de las tropas, se sucedieron escenas vergonzosas que quizás muchos malagueños recuerden de las fotografías antiguas: esos caballos y mulos levitando de forma torpe y penosa por los aires, bamboleados por unas cuantas cuerdas y poleas. Las fotos fueron muy comentadas en España. Fue un escándalo, un signo de atraso. Por eso las grúas modernas terminaron por llegar a Málaga, aunque lo hicieron más tarde que en otros puertos de España.

El puerto de Málaga está cargado de historia, lástima que, incluso en estos tiempos de crisis, la tentación del ladrillo acabe nublando la vista de nuestros responsables políticos, que en muchas ocasiones se comportan como auténticos agentes inmobiliarios, sólo que con terrenos públicos.

Y así, ya conocemos que uno de los principales cometidos de la Autoridad Portuaria ha sido el, por ahora, fallido intento de promover viviendas en sus terrenos del Muelle de Heredia. Sólo así se explica que exhibiera tan poco entusiasmo cuando el año pasado, declarado año europeo del Patrimonio Industrial y Técnico, la Asociación en Defensa de las Chimeneas y el Patrimonio Industrial le reclamó que salvara el depósito de agua del Muelle de Heredia que servía para refrigerar las calderas de vapor de los trenes del puerto.

La asociación considera que, al igual que se hizo en 2008 con la grúa de los años 50, el depósito podría decorar alguna glorieta o espacio abierto portuario. Como respuesta, balones fuera: si el Ayuntamiento le buscaba un lugar colaboraría en el traslado. Casi un año después de esta respuesta, todo sigue igual. Tengan la seguridad de que ese depósito será derribado más tarde o más temprano si no cambian los tiempos y sobre todo, las personas.

Es lo que hay, te toca un político con la mentalidad de un inamovible cargador portuario de los años 20 y el poco patrimonio industrial que subsiste en el puerto tiene las mismas posibilidades de sobrevivir que un lince en las obras del metro.

El mirador

El año pasado nos dejó en La Concepción una novedad aportada por la activa asociación de amigos del jardín botánico-histórico: un precioso mirador de aves con un bebedero a unos 50 metros para que se animen a posarse y poder verlas.

Una respuesta a «El depósito de agua del puerto y otras historias»

  1. Como siempre, Alfonso, esa ironía tan de escritor ya hecho y con fértil recorrido. Y ya de paso, sin contar que no se sabe cuántos (ni hasta cuándo quedarán) linces hay en este solar patrio de marras.
    Enhorabuena, querido amigo.

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