Moratoria para las demoliciones céntricas

Una iniciativa de change.org recoge firmas para frenar las demoliciones en el Centro Histórico. Los defensores del Patrimonio siguen aumentando en Málaga.

Hace algo más de una década, cuando los colectivos en defensa del Patrimonio protestaban por la demolición un día sí y otro también de un corralón, una chimenea, un barrio obrero o un edificio del XVIII un político ya jubilado esgrimía que, con este planteamiento conservacionista, no se habría podido abrir nunca la calle Larios.

Resulta arriesgado trasladar sin más el moderno auge de la concienciación ciudadana en la defensa del Patrimonio de Málaga a una (exitosa) operación inmobiliario-higiénica de finales del XIX.

Ese escenario habría que trasladarlo más bien a nuestros días para sacar conclusiones: A comienzos del siglo XXI cualquier iluminado se habría encontrado con una sólida oposición si planteara abrir, pongamos por caso, una amplia calle que comunicara en línea recta el Teatro Cervantes con el Paseo de los Curas, para lo que tendría que abrirse paso por Dos Aceras, Beatas, el Museo Picasso, la calle Císter y partir en dos el Parque. La oposición ciudadana sería de órdago.

Sin recurrir a ejemplos fantasiosos, recuerden la carta suscrita hace dos años por un centenar de profesores de la provincia que logró paralizar la demolición, por parte de la Junta de Andalucía, de un corralón del año 1900, el de las dos puertas de calle Curadero. En el año 2000 quedaban 43 corralones antiguos en Málaga, que un servidor sepa ya sólo quedan seis en pie pero puede que queden menos.

El arranque del siglo XXI en el Centro Histórico de Málaga fue un auténtico dios Jano. Por un lado, la Oficina de Rehabilitación del Centro lavaba nuestras conciencias con estupendas obras de recuperación. Por otra, los asustaviejas de Dickens salían de sus madrigueras para expulsar a cientos de inquilinos y, como fotografió Pepe Ponce en un espléndido libro-denuncia, buena parte del casco antiguo, más La Trinidad y El Perchel se convirtieron en un auténtico Solar del Paraíso.

No parece por tanto un planteamiento carpetovetónico sino muy saludable y acorde con nuestros tiempos la iniciativa presentada en la plataforma digital change.org por Anton Ozomek, un activista entregado a la defensa del Patrimonio de Málaga que recoge firmas para reclamar una moratoria de demoliciones en el Centro, al tiempo que recuerda que «uno de cada cuatro edificios de nuestro Centro fue derribado por la especulación inmobiliaria de la última década». Y si nos remontamos a los años 60, los inmuebles demolidos casi llegan a la mitad.

La iniciativa pide un esfuerzo a las administraciones para evitar que muchos edificios valiosos se conviertan en ruina por la calculada pasividad de los propietarios y que, como manda la ley, las demoliciones en zonas protegidas sean la excepción.

Las firmas que se recojan serán entregadas al Ayuntamiento y la Junta de Andalucía. En el sábado de reflexión reflexionemos sobre cómo preservar nuestra Historia. En este enlace.